La mujer y el humanismo
superior
Por Álvaro Jordán M.
Ha
pasado mucho tiempo, tanto…, que ya casi nadie recuerda la bella época
en la que reinaba la mujer, ahora, es reina sólo como halago a las necesidades
varoniles.
Las
cualidades, que posibilitaron la humanización del ser desde los primeros homínidos
bípedos hasta el Homo sapiens se fueron lentamente conformando con características
muy sui géneris en un largo proceso, de aproximadamente 7 millones de años. A
partir de una inteligencia extraordinaria fue desarrollando la autoconciencia,
simultáneamente con la complementaria transformación física, que lentamente fue
generando modificaciones cada vez más humanas en un proceso de adaptación en el
marco de las múltiples condicionantes establecidas por el medio. Con el
surgimiento del Homo sapiens se redondeó el ser humano, con el que se
estructuró y dio inicio a la era que hemos denominado del humanismo primitivo[1],
tradicionalmente conocida como era primitiva.
Este
proceso se caracterizó por corresponder a un equilibrio dinámico, esto es un
ajuste continuo del sistema interno con el externo, entre el ser homínido,
primero, y el ser homo después, con la naturaleza, estableciendo, ya en la era
del humanismo primitivo, relaciones apoyadas en principios morales y
universales que surgen de la relación de la naturaleza con la naturaleza humana,
derivados de la relación racional del ser humano con el medio al que se ha
adaptado, y las que se daban entre sí; origen del derecho natural.
La
etapa del humanismo primitivo, etapa por la que han pasado todos los pueblos
del planeta, fue el resultado natural de la era de la humanización. Estuvo asentada
en el núcleo social generado por la mujer, que dio nacimiento a una estructura
social matrilineal, que los especialistas han identificado como matriarcado[2].
Esto es que la mujer tenía una autoridad superior a la del hombre. Las
relaciones principales estaban determinadas por ella, fue la época del paraíso
femenino, el hombre estaba a su servicio, él debía cubrir sus necesidades y de
sus hijos. Así por ejemplo, en América, todavía en los inicios de la invasión
europea, los historiadores relatan la existencia de sociedades regidas por
mujeres como son las famosas Amazonas, las que dieron su nombre al río más
grande del continente. Todavía en nuestros pueblos nativos existen rasgos
propios de un matriarcado ancestral.
Con
la saturación humana del planeta por el incremento de la población se hizo
imposible satisfacer las necesidades de sobrevivencia con los frutos naturales,
por lo que surgió la producción artificial de la agricultura y de la ganadería,
origen del excedente del trabajo, la aparición de una mayoría explotada por una
minoría explotadora, la acumulación de la riqueza y el nacimiento del poder,
sustento de una nueva era, la era de la civilización. Con el nacimiento del
excedente del trabajo, nació la propiedad privada y dentro de ella el
sometimiento de la mujer a los intereses del hombre. Éste era el patriarca para
quien trabajaba la familia y dentro de ella la mujer, la que después devino en
esclava. Este momento de la humanidad lo recrea en forma destacada la biblia[3]
judeo-cristiana con la creación de la mujer a partir de la costilla de Adán,
estableciendo una condición inferior, “natural” de la mujer respecto al hombre.
Para
una visión más amplia tomemos como ejemplo la cultura griega[4],
numen de la cultura occidental. Evidentemente la parte a la que se han dedicado
los investigadores en general se refiere a la época clásica, la Grecia de
Sócrates, de Platón, de Aristóteles y de cientos de filósofos y reyes que
dieron brillo a esta cultura. A lo mucho, se extiende hasta la época arcaica
con Homero y sus obras de la Ilíada y la Odisea. Esto es desde los inicios de
la época histórica.
El
esplendor de esta cultura se debió a la existencia de una élite intelectual conscientemente
orgullosa de sí misma, que supo destacar los aspectos positivos de la sociedad
y adornar o disimular los negativos. Fue la etapa en la que ya se encontraba
consolidada la explotación de la clase mayoritaria y dentro de ella, de la
mujer, por una clase minoritaria y hegemónica, cuyo poder se transformó en el
sustento de la civilización.
En
ella existe una continuidad del poder, en todos los sucesivos modos productivos,
esto es el patriarcado, el esclavismo,
el feudalismo el capitalismo y el
imperialismo. La explotación de la mujer es parte sustancial de la explotación
del pueblo.
El
Poder ha impregnado todas las relaciones económicas, sociales, culturales e
institucionales del total de estados del sistema mundial, organizados y
protegidos por el manto de las Naciones Unidas. En él la mujer acompaña al
hombre, pero siempre en forma subalterna, así logre llegar a una posición
ejecutiva como una dirección o presidencia, actúa en función de la estructura
de poder que la encumbra, que por supuesto es machista. Introduce algunos
derechos para la mujer, pero preservando la hegemonía del hombre.
Sobre
las épocas anteriores a la histórica, los investigadores se encuentran con
testimonios cada vez más escasos y más difíciles de interpretar, es decir los
que muestran la transformación de la era del humanismo primitivo en la era de
la civilización, estas son la época minoica, la época micénica y la época oscura
del proceso griego, la que ensambla con la época arcaica.
Para
introducirnos en este análisis debemos recordar que la cultura griega es el
resultado de la yuxtaposición de la “antigua cultura europea” que poseían los
pueblos pre-helenos del Egeo y la península griega, pueblos del entorno
mediterráneo, incluidos los de los Balcanes, de la cuenca del Danubio y de
Ucrania, también llamada “cultura aborigen mediterránea”, y la cultura de las
etnias indoeuropeas, seminómadas, que
migraron desde el centro oriental de Europa hacia la península balcánica y el
resto de Europa.
Esta
cultura antigua europea nace en el neolítico entre los milenios noveno y séptimo,
antes de nuestra era (ane). En ella se inicia la civilización con la aparición
de la agricultura, la ganadería y la correspondiente aparición del excedente
del trabajo. Elementos que dan lugar al nacimiento del Poder.
En
la región egea, particularmente en las islas Cicladas y la isla de Creta,
probablemente bajo la influencia del Creciente Fértil establecido en el próximo
Oriente por los sumerios, aparece en el milenio séptimo, y es conocida con el
nombre de época minoica, adjetivación del nombre del Rey Minos, promotor de la prosperidad de este
pueblo, según el arqueólogo inglés Sir Arthur John Evans[5].
Estaba
constituida por una inmensa cantidad de pequeñas aldeas, todas independientes
entre sí, núcleos que fueron los antecedentes urbanos de las polis griegas,
ciudades-estado con autoridad en un cierto entorno rural. De su equivalente
latino, civitas, derivaron el nombre de civilización. En forma espontánea los
elementos de la naturaleza fueron motivos de adoración: los ríos, los
manantiales, las montañas, los árboles, animales y otros. Sus dioses en su
mayoría eran femeninos, reflejo de la preeminencia femenina en la sociedad,
cuya diosa central era la Diosa Madre con diversos atributos, personalización
de la existencia de muchas otras diosas específicas, que conformaron el panteón
Cretense
En
los comienzos de la época minoica, a pesar de haber nacido los elementos
determinantes de la era de la
civilización, las cualidades de la cultura primitiva sobrevivían pero eran
lentamente reemplazadas. Las relaciones eran horizontales, origen de la
independencia de las comunidades entre sí, así como de relaciones no violentas.
Estaban regidos por una Reina que adoptaba anualmente un consorte joven, que
hacía las veces de Rey, al final éste, ya viejo, era reemplazado por un nuevo Rey,
antecedente de la epifanía del Año Nuevo cristiano en el que el niño Jesús representa
el nacimiento de un poder todavía frágil. Con el tiempo la renovación del Rey
se hizo a los cuatro años, después a los ocho años, que finalmente se
transformó en permanente, imponiéndose definitivamente a la Reina, bajo la
influencia creciente de las sucesivas invasiones de los indoeuropeos del norte,
tribus guerreras y patriarcales, que impusieron
los dioses masculinos en reemplazo de algunas diosas femeninas. Estas
invasiones fueron las que introdujeron la cultura micénica, que rigió hasta la
llamada época oscura, llamada así posiblemente por tratarse de una etapa tardía
de intentos de resistencia de los restos de la cultura minoica contra la invasión
micénica, aunque también se han sugerido otras causas, algunas de origen
natural. Los helenos son el resultado de las invasiones indoeuropeas, tribus
guerreras y patriarcales que impusieron dioses masculinos expresados en el
panteón Olímpico. Los aborígenes fueron transformados en esclavos y campesinos
que sobrevivieron hasta bien entrada la cultura griega en la que existían
todavía entre ellos restos de la herencia matrilineal.
Se
puede resumir diciendo que la evolución del ser humano y de la humanidad en su
conjunto pasó por una era de humanización del ser, de 7 millones de años, una
era del humanismo primitivo de 200.000 años, ambos en directo equilibrio
dinámico con la naturaleza, y una era de la civilización de 11.000 años,
sostenida por el poder, en la que los parámetros de la naturaleza son afectados
en forma creciente por la actividad humana.
A
lo largo de la civilización el humanismo ha sido permanentemente la fuerza
impulsora del crecimiento del conocimiento y de los cambios en busca de mejores
condiciones de vida para los pueblos, sin embargo el poder, encumbrado por la
riqueza, impone coercitivamente la hegemonía de los ricos, los explotadores del
pueblo, de la mujer y de la naturaleza.
El
poder es el anti humanismo en la sociedad, es el origen de la corrupción y de
toda degradación humana, la que, parafraseando a Lord Acton[6],
se puede resumir diciendo que “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe
absolutamente y los dueños del poder son hombres malos”.
Con
el poder, la mujer pasa del papel de ser sujeto de la reproducción humana, que
cumplía en el humanismo primitivo, al papel de ser objeto de la reproducción
humana que cumple en la era de la civilización como parte sustantiva de la
explotación de las mayorías populares, de las cuales la mujer es el sector principal,
en manos de las minorías detentadoras del
poder. Es decir que la eliminación de la explotación humana y la explotación de
la mujer sólo será posible con la eliminación del poder, por lo tanto, la mujer
nunca alcanzará su libertad mientras la
sociedad esté regida por el poder. La mujer como miembro de todos los sectores
de la sociedad simboliza la explotación del pueblo en sus diversas facetas, por
lo que es indispensable la eliminación del poder para eliminar la explotación del
pueblo y lograr el retorno a una sociedad humana en equilibrio con la
naturaleza, esto es una nueva era, la era del humanismo superior, que no será otra
cosa que el humanismo actualizado con los adelantos introducidos por la ciencia
y la tecnología.
Otro
efecto, no menos importante, es la permanente degradación de la naturaleza, causa
del rompimiento del equilibrio dinámico entre la naturaleza y la naturaleza
humana, equilibrio imprescindible para la existencia de la humanidad.
Los
cambios de las condiciones naturales, introducidos por la agresión ejercida por
los afanes de enriquecimiento de las minorías no pueden ser acompañados por la
capacidad de adaptación de la humanidad, los primeros se producen mucho más
rápido que los segundos, agudizándose un proceso de crisis creciente de la
sociedad cuyo desenlace, de no tomarse las medidas correctivas necesarias, será
su desaparición.
Entre
las alteraciones a las condiciones naturales, provocadas por las ambiciones de
enriquecimiento de las minorías, que amenazan la existencia humana, son: el
cambio climático, la contaminación ambiental, el adelgazamiento de la capa de
ozono, la desertificación de los campos, el agotamiento de las fuentes de agua
dulce, la elevación del nivel de los océanos, el incremento de la temperatura
atmosférica, el descongelamiento de los polos, el agotamiento de los recursos
naturales, en fin, son múltiples las alteraciones provocadas en el entorno
humano y bastará el descontrol de una de
ellas para determinar la eliminación no
solo del ser humano sino de la vida misma en el planeta, esto es de la flora y
la fauna.
Por
otro lado está la crisis de la sociedad, que se expresa de múltiples formas,
intermitentes al principio y permanentes en la actualidad, modificándose alternativamente
la expresión de la crisis. A causa de la inflexibilidad del modo productivo
actual para adaptarse a las nuevas exigencias de la naturaleza se puede afirmar
que estamos frente a una crisis terminal. La humanidad enfrenta, crisis inmobiliarias,
económicas, financieras, energética, ambiental, demográfica, alimentaria, social,
entre otras, y la que es más grave, es la crisis de las macro políticas, es
decir que el sistema no dispone de soluciones políticas para sostener la
reproducción del sistema. Cualquier intento serio para enfrentar la crisis
implica el incremento de costos, los que no está el sector dispuesto a asumir
por el riesgo de perder competitividad en el mercado y el temor a perder el
control de las mayorías explotadas, prefiriendo, finalmente, un resultado catastrófico,
del cual esperan salir airosos, al margen de cualquier desastre genocida contra
los sectores mayoritarios y desprotegidos, ya que la reducción al máximo de
estos sectores es uno de los métodos del poder para favorecer la preservación
del sistema[7],
antes que aceptar una solución humana. Por lo tanto, la solución para la humanidad
necesariamente debe buscarse fuera del sistema actual.
El
poder y la riqueza son dos caras de la misma moneda, cuando la riqueza deja de
crecer el sistema entra en crisis y el poder se empieza a desintegrar.
Con
el fin de acumular más riqueza y más poder, este modelo fue concentrándose y, a
lo largo del siglo pasado, alcanzó su máximo crecimiento, simultáneamente con
su mayor concentración. Los estados europeos se convirtieron en imperios al apoderarse de extensas colonias en América,
África, Asia y Oceanía. Todos disputaban la hegemonía mundial entre sí, lo que
llevó a la guerra del 1939 al 1945. El resultado del conflicto fue la
concentración de las riquezas y el poder en dos imperios emergentes: Estados
Unidos de Norteamérica (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), los que retrasaron astutamente su ingreso a la contienda calculando un
desenlace en su favor. Posteriormente continuaron compitiendo por la hegemonía
mundial a través de la conocida guerra fría, situación que se dilucidó con el
colapso del imperio soviético, (1989-1991) alcanzándose de esta manera la
máxima concentración del poder al transformarse el imperio norteamericano, por
un corto tiempo, en el mono poder planetario.
Con
la globalización de la economía se están alcanzando los límites de la capacidad
de abastecimiento de la naturaleza a causa de la angurria de los explotadores, El
incremento de los costos en la producción de las materias primas exige ajustes
permanentes en los precios al consumidor, los que, para evitar la rebelión de los
pueblos, atemorizan a la población con el fantasma de la crisis, así ésta,
amedrentada, acepta cargar con los
efectos de la crisis, mientras los bancos y empresarios siguen haciendo jugosos
negocios, situación que lleva a la
humanidad a un callejón sin salida ya que
se produce una contracción del consumo haciendo la crisis permanente y desencadenando
el debilitamiento del sistema de poder, sustento
de la civilización, la que se manifiesta de múltiples formas.
Estas
nuevas condiciones naturales son las bases objetivas que van imponiendo la
eliminación del poder. A partir de ese proceso el poder, sustento del sistema
imperial capitalista, se viene achicando y dispersando en forma cada vez más
rápida.
La
mono polaridad del poder, ante su debilitamiento, se ha transformado en una multipolaridad
del poder, constituyendo un bloque de países promotores del capitalismo privado
y otro bloque de países promotores del capitalismo de estado, todos empeñados
en una tozuda lucha por la hegemonía mundial. Hay que recordar que tanto el
capitalismo privado como el capitalismo estatal compiten por la explotación de
los pueblos y la apropiación de las riquezas naturales. Los primeros apoyados
en una manipulación democrática burguesa y los segundos con una demagógica
oferta de democracia directa, de un utópico futuro socialista y comunista. Aquí,
genéricamente, los identificamos como capitalistas porque ambos se apropian de
la riqueza generada por el excedente del trabajo y se apropian de los recursos
naturales de los pueblos. En el fondo son lo mismo, son explotadores, luchan
entre ellos por el control económico y político. Sin embargo con la crisis se
abren fisuras en las que la lucha de las bases está forzando a su alianza
contra la reivindicaciones de los pueblos por su dignidad, su libertad y
mejores condiciones de vida, situación que va configurando una compleja confrontación
que se polariza entre los movimientos populares, de contenido humano, los
movimientos terroristas que aspiran asumir el poder, los estados dueños del
poder y los estados entre sí.
El
poder es una relación de imposición arbitraria del fuerte sobre el débil, es la
capacidad de dirigir acciones sobre otros grupos o individuos y se expresa
mediante la fuerza, o la amenaza de usar la fuerza; mediante las reglas
establecidas por la ley, las costumbres, las religiones, convenciones
culturales, morales y tradicionales; la persuasión como ser la ejercida por la
propaganda de todo tipo para manipular los comportamientos y finalmente la
recompensa, que se da por la obediencia al omnipresente poder, como es la
compra de las conciencias políticas, tanto de los de abajo, por ejemplo por la
necesidad de encontrar trabajo para cubrir las necesidades de la vida, como de los
de arriba, por ejemplo con la compra de las jerarquías partidarias con prebendas,
con la participación en el ambicionado
poder a cambio de su apoyo.
El
proceso de contracción y dispersión del poder se expresa por ejemplo: a través
de un continuo debilitamiento del sistema mundial de estados, estos poseen cada
vez menos poder.
En
el nacimiento de las Naciones Unidas firmaron sólo 51 estados supuestamente
soberanos, en la actualidad alcanzan la cifra de 195 estados supuestamente
soberanos, algunos observadores y varios no reconocidos por la organización
internacional, aparte de existir una cantidad de grupos minoritarios de
comunidades territoriales, culturales, nacionales, religiosas y otros intereses
que reclaman al sistema mundial de estados el reconocimiento del derecho a la
autodeterminación de los pueblos, aceptado por las NU, pero a su vez vetados
por la misma organización por no responder al interés del sistema de estados
que la comprenden, como es la preservación de la integridad territorial de los
miembros del sistema, con lo que las NU se han transformado en la organización
mundial protectora del colonialismo interno centrado en el estado nación. La
Organización de Pueblos y Naciones No Representados (UNPO) agrupa estas
minorías. La multiplicación creciente de estados determina una contracción y dispersión del poder.
Otro
fenómeno importante en la pérdida o debilitamiento del poder del estado mismo, es
el que se realiza a través de sus componentes como es el de sus fuerzas
armadas. Los estados desarrollados del capitalismo privado como resultado de la
crisis desencadenada el 2007/8 vienen disminuyendo sus presupuestos militares.
Sin embargo los estados emergentes del capitalismo de estado lo incrementan
para intentar arrebatar la superioridad del capitalismo privado. Hay que recordar
que el presupuesto de los EUA abarca el 50% del presupuesto de todo el sistema
mundial de estados y la China que posee el 2º lugar en la supremacía militar su
presupuesto es apenas un tercio del de EUA[8].
El
poder de los monopolios mediáticos se debilita con el nacimiento de la difusión
del conocimiento y la información mediante la digitalización. De esta manera ha
empezado a llegar hasta las bases, las que en posesión del conocimiento
asumirán el control de la sociedad en sus distintos aspectos en reemplazo de la
sociedad artificial, asentada en el poder vertical. El conocimiento científico
monopolizado por muy pocas universidades, en la actualidad se ha abierto a
múltiples universidades lo que necesariamente traerá el mejoramiento de la
calidad, la cantidad y la conciencia. A modo de ejemplo, nada más que en la
ciudad de mi origen, Santa Cruz, hasta los años del 1960 sólo había dos universidades, en la actualidad hay 17
universidades. Las grandes empresas, cuya competitividad se asentaba en la
economía de escala generada en la concentración del capital se disgrega
dispersando su capital y su poder entre múltiples pequeñas empresas productoras
de partes del conjunto productivo. El poderoso monopolio religioso occidental
centralizado por el Vaticano se ha disgregado en ciento de iglesias cristianas
que logran su reconocimiento por su acercamiento a las bases del pueblo. Las
poderosas organizaciones sindicales, expresión del centralismo laboral y
cómplices del colonialismo interno de los estados son cuestionadas por su
arrogante pretensión vanguardista, han perdido competencias y se dispersan cada
vez más en otras menores. El sistema de partidos en todo el mundo está siendo
cuestionado por su sectarismo y no responder a la diversidad complementaria de
la sociedad, ahora en la búsqueda de su vigencia se multiplican en pequeñas
organizaciones ciudadanas y hasta realizan elecciones primarias para
seleccionar a sus representantes, rompiendo el poder absoluto que detentan sus jefaturas.
La
creciente agitación de las bases a nivel mundial se expresan de múltiples
formas y genera cada vez mayores espacios de vacíos de poder del estado, provocando
la condición de estado fallido[9].
Las bases más esclarecidas por su sensibilidad humana, por el nivel de
conocimientos y cultura, por sus aspiraciones a mejores condiciones de vida y
sus aspiraciones a la libertad se manifiestan en las grandes protestas
callejeras, no violentas, y las menos esclarecidas, contradictoriamente
aspirantes al poder, lo hacen en forma violenta, impugnando el sistema de poder
vigente. El movimiento humanista impugna
al estado, a los militares, al sistema legislativo y judicial, a los monopolios
al servicio del imperio, a los partidos, a los sectores privilegiados que se enriquece mientras el
pueblo languidece. Es una sociedad del no-poder que busca la eliminación del
poder vertical. Los violentistas los
impugnan en la medida que no se someten a sus intereses, pero están dispuestos
a reproducirlos, sólo buscan reemplazar el poder por otro, obediente a la nueva
dirigencia hegemónica.
Esta
dispersión del poder y su transferencia a las bases las resume el analista
internacional Moisés Naim[10]
en su libro “El fin del poder”, en tres revoluciones que se están desarrollando
simultáneamente, que ha llamado la “revolución del más”, es la dispersión del
poder que se origina a causa del incremento descontrolado de la población y las
instituciones. La “revolución de la movilidad”, que cuestiona y rompe con el
control del centralismo a causa de la dinamización de la sociedad como es el traslado
del campo a la ciudad, las migraciones internas e internacionales, etc., y “la
revolución de la mentalidad” en la que la expansión del conocimiento y el
incremento de la clase media en los países pobres, y su achicamiento en los
países ricos, que trae aparejado un espíritu crítico y comprometido con la
búsqueda de nuevas oportunidades para los primeros y la defensa de los
privilegios logrados, en los segundos.
La
conflictividad creciente, entre otros, resulta de la lenta capacidad de los
gobiernos a la realización de los ajustes necesarios frente al rápido
crecimiento de las necesidades.
El
sistema mundial de explotación, esto es el imperialismo del capital privado y
estatal, ha entrado a su etapa de crisis terminal, es decir está en el límite
de su existencia y se van creando las condiciones para una nueva sociedad, conformando
una etapa de transición, cuya característica principal es su transformación en
un sistema de estados con vacíos de poder creciente, identificados como estados
fallidos.
El
sistema de explotación se sostiene mediante un equilibrio inestable sustentado
por el poder, cuya autoridad se debilita con el achicamiento del poder que la
sostiene y se desestabiliza con su
transferencia a las bases insatisfechas. Este proceso genera vacíos de poder
haciendo crecer la condición fallida, que inicialmente se presenta en forma caótica,
en la búsqueda de alternativas, que experimentan los pueblos, tanteando
soluciones.
Del
capitalismo privado, pasaron algunos estados
al capitalismo estatal, mucho antes experimentó el estatismo comunista,
fracasado con el colapso de la URSS. El bipartidismo democrático burgués de los
EUA, de Europa y los países democráticos se está agotando, dando lugar en América
al socialismo del siglo 21, alternativa que ya ha entrado en franco agotamiento
con la debacle en Argentina, la crisis venezolana y brasilera. En Europa el
crecimiento acelerado de los movimientos populistas de Syriza en Grecia,
Podemos en España y el Frente Nacional en Francia, son la punta de lanza de un
nuevo movimiento político continental alternativo al bipartidismo tradicional.
El bipartidismo conservador se está transformando en una polarización entre el
capital privado y el capital de estado, entrando a un nuevo ciclo de
oscilación del poder.
Por
otro lado en el mundo entero hay una explosión de insurgencias callejeras: unas
pacíficas, portadoras del Humanismo superior y otras violentas, portadoras de
nuevas alternativas de poder, que
refuerzan el control del poder dominante
Las
alternativas violentas precipitan la humanidad hacia la catástrofe, resultado
de la corrupción, la criminalidad del oficialismo y de la oposición, el
descontrol de los restos del poder, la anarquía de las mafias organizadas,
desencadenantes de las alteraciones extremas de los parámetros de la naturaleza
y de la crisis de la humanidad toda, en definitiva, de la eliminación de la
vida humana, la flora y la fauna en el planeta. Es el resultado negativo de la
etapa de transición a la que ha entrado la humanidad y que hemos llamado
sistema de estados fallidos, es la etapa que la humanidad debe superar para
preservar su existencia con una sociedad humanizada
En
la etapa de caos de la sociedad, ésta también busca una salida positiva, acorde
con las necesidades de mejoramiento de la sociedad, no violenta, defensora de
la ecología y la naturaleza toda, del equilibrio dinámico del ser humano y la
naturaleza, que como toda evolución se realiza en una línea de superación,
perfeccionamiento y ante la disgregación del poder, necesariamente es de
contenido humanista.
En
el caos de esta etapa ya se puede apreciar la existencia de elementos que van
conformando la nueva sociedad que surge, cuyo resumen rápido es el que sigue:
1.
El humanismo superior ha iniciado una nueva sociedad en reemplazo del
capitalismo y de la era de la civilización para poner al ser humano en el
centro del equilibrio dinámico con la naturaleza, con el objetivo de acabar con
los restos de salvajismo en el género humano, introducidos por el poder, y construir
un futuro de bienestar y justicia para todos.
2.
Los cambios de los distintos modos productivos de la civilización son
promovidos por los pueblos, reivindicando aspiraciones humanistas, que se
vislumbran como exitosas, pero hasta ahora truncadas por el poder de los
explotadores, interesados sólo en los beneficios económicos. El achicamiento y
dispersión del poder amplía objetivamente las aspiraciones humanistas.
3.
Hace algo más de sesenta años que los pueblos del mundo vienen denunciando la
existencia de un proceso creciente de contaminación ambiental de alcance
planetario, provocado básicamente por la actividad productiva de la sociedad.
La gravedad del problema se hace cada vez más aguda a tal punto que se reconoce
la presencia de una proyección catastrófica del fenómeno y amenaza la
existencia del ser humano y la vida en todo en el planeta. Este fenómeno
muestra en forma objetiva la dependencia del ser humano de las condiciones
establecidas por la naturaleza así como los graves riesgos que implica el
rompimiento del equilibrio dinámico entre la naturaleza y la naturaleza humana.
Se ha desencadenado nuevamente una disputa cada vez más aguda entre los
intereses de los pueblos en defensa de su existencia y los intereses por el
enriquecimiento de las minorías del poder. Este proceso es un modelo de la
confrontación entre los intereses humanos, componentes básicos del humanismo
superior y los intereses del capitalismo sustentado por el poder. La toma de
conciencia de la realidad ambiental gana cada momento nuevos espacios. La
denuncia de hace sesenta años, que apenas despertó el interés periodístico por
su carácter científico, poco a poco ha sido asumida por los pueblos
arrinconando cada vez más a los representantes del poder hasta llegar al
escenario de las NU. Allí ha superado todas las etapas de control de las
representaciones del poder y se ha podido llegar a la etapa de negociación en
busca de consensos que satisfagan los distintos intereses representados en esta
organización mundial. Han sido muchos los encuentros internacionales previos en
los que el poder viene jugando todos sus recursos por mantener el estado
irracional de producción, se han discutido y se han rechazado muchas veces las
propuestas humanistas defensoras del ambiente. En Kioto ya hubo un
reconocimiento muy condicionado del problema, sin ningún compromiso serio para
su control, recién en la reunión número 21 de la Conferencia Internacional de
la Organización de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, realizado en
París, se van estructurando, tímidamente, acciones más comprometidas por el
control del cambio climático. Si bien el proceso no se ha completado, pero ya
muestra la forma cómo la conciencia de los pueblos y su lucha consecuente puede
establecer barreras humanistas a la ilimitada ambición del poder.
4.
Las Naciones Unidas es la organización mundial del sistema de poder conformado
por 195 estados. Allí se garantiza la integridad territorial de sus miembros
impidiendo reivindicaciones liberadoras dentro de los estados. La expresión más
radical del sistema de poder es el Consejo de Seguridad, en el que 5 potencias;
EUA, Rusia, China, Inglaterra y Francia deciden los grandes problemas de la
humanidad e incluso uno de ellos puede determinar la aceptación o rechazo, por
ejemplo, de conflictos internacionales. A modo ilustrativo, Israel con la venia
de EUA, provoca un genocidio permanente contra el pueblo palestino y
continuamente invade nuevos territorios de esta nación. Sin embargo en el
Consejo de Seguridad, todo rechazo a esta política agresiva y contraria a los
derechos humanos es vetado permanentemente por EUA. El problema del control de
la contaminación ambiental y el cambio climático ha sido tradicionalmente
rechazado por los países desarrollados, sin embargo gracias a la presión
mundial creciente, por fin se ha logrado poner en la mesa de diálogo el tema y
en la COP 21 se han empezado a establecer lineamientos para atender este álgido
problema. Es una muestra de cómo los principios del humanismo superior van arrebatando
espacios al sistema de poder y se consolidan lentamente nuevos valores
humanistas.
6.
Las relaciones de reciprocidad[11]
y solidaridad, principios humanistas, abren espacios cada vez más amplios a
nivel nacional, por ejemplo con la ayuda a los pueblos que padecen catástrofes
naturales y a nivel internacional en el apoyo económico y humanitario a estados
en quiebra económica y social. Las relaciones de reciprocidad, solidaridad y de
contenido humano son y siempre han sido sustento básico de las relaciones
familiares y de amistad.
7.
El creciente debilitamiento del sistema de poder es expresión de la presencia
de una crisis terminal del modo productivo capitalista, es el agotamiento de la
sostenibilidad del sistema de expropiación de la riqueza por sector privado y estatal, esto es del excedente del
trabajo y de las riquezas naturales de los pueblos, lo que genera las
condiciones indispensables para la devolución de la propiedad del producto del
trabajo directamente a su creador ya sea profesional, campesino o trabajador y
la propiedad de las riquezas naturales al pueblo. Se trata de nuevas relaciones
económicas de esencia humana, de una
nueva sociedad asentada en el reconocimiento de los intereses individuales como
elementos constitutivos de la sociedad y filtrados por los intereses
comunitarios, los que se construirán ascendiendo desde los niveles inferiores hacia
los superiores y ampliando horizontalmente los espacios comunitarios.
8.
El empoderamiento de las bases populares en el ejercicio consciente de los
nuevos roles, emergentes de sus
responsabilidades en el cumplimiento de sus derechos y obligaciones en la
naciente sociedad humanista, implica la presencia de valores y cualidades
propias de la sociedad del humanismo superior que ya van surgiendo en la etapa
de transición actual.
9.
Un nivel de conocimiento que tiende a abarcar a toda la población y de calidad
suficiente para el cumplimiento efectivo de sus responsabilidades de vigilancia
y control. El sistema actual realiza la capacitación necesaria para cubrir los
cuadros ejecutivos, científicos, técnicos y administrativos indispensables para
el funcionamiento empresarial dentro de conocimientos cada vez más avanzados y
una tecnología innovadora que exige la competencia exitosa y que se logra a
través de la tecnología digital. Sin embargo esta tecnología digital, a pesar
de los esfuerzos del poder de los estados por controlarla, gracias a la
vigilante mirada de las bases, pone a disposición de toda la población el
conocimiento de la ciencia y la tecnología indispensable para que las bases
populares asuman los nuevos roles que precisa la sociedad del humanismo
superior.
10.
La democracia burguesa es una creación al servicio de la oligarquía dominante
para someter a las mayorías populares. Sin embargo en la etapa de transición al
humanismo superior, bajo la presión de las bases cada vez más esclarecidas, se
produce en forma creciente una ampliación de la democracia en las formas de una democracia directa, participativa
y comunitaria, con la iniciativa legislativa y ciudadana, el referendo, el
derecho de las bases a la consulta y al veto, la censura de las bases a las
autoridades superiores y otros.
11.
Con el humanismo superior las bases organizadas determinarán las políticas que
implementará la sociedad a través de los representantes nombrados por las
mismas bases.
12.
Con el humanismo superior las atribuciones de las bases se ampliarán a la
selección, control y vigilancia de sus representantes en el sector ejecutivo,
de coordinación y administración.
13.
La vocación no violente es proclamada por las organizaciones internacionales y
el sistema mundial de estados, pero en la realidad usada como método de
manipulación de los pueblos. La vocación no violenta es componente esencial del
humanismo superior ya que la defensa de la vida es el contenido central del
humanismo, además la no violencia neutraliza la agresividad del poder ya que la
lucha violenta sólo fortalece al poder hegemónico.
14.
La lucha no violenta exige el uso del diálogo para el intercambio de opiniones
y para alcanzar consensos individuales y sociales. La búsqueda de soluciones se
debe realizar en base al dialogo participativo y constructivo.
15.
Los conjuntos básicos componentes de la humanidad toda es el de los hombres y
el de las mujeres[12]
en una proporción del 50% de cada uno, con muy pequeñas diferencias entre los
estados. Si recordamos que la relación entre el hombre y la mujer es complementaria, necesariamente a esta
complementariedad corresponderá la distribución de roles. El humanismo superior
se asienta en la participación directa de las bases, por lo tanto la mujer
tendrá una activa participación en la defensa de sus intereses propios, pero
también tendrá una destacada participación en la construcción de soluciones
para el conjunto social.
16.
El humanismo superior logra nuevas victorias en la lucha contra el colonialismo
y el neo colonialismo, como es la independencia de la mayoría de Estados
componentes de las NU, afectando seriamente la estructura imperial.
17.
El humanismo superior incorpora entre sus metas la construcción de una sociedad
libre y digna, por lo que promueve
decididamente la lucha por la libertad de los pueblos, como son las múltiples
reivindicaciones autonomistas que se esparcen por el planeta, rechazando
terminantemente el colonialismo interno impuesto por el sistema mundial de
estados, representados en la NU,.
18.
Solo con el humanismo superior, esto es con la desaparición del poder
vertical y el reconocimiento de las
bases humanas formada por hombres y mujeres como lugar de origen de todas la
determinaciones que tienen que hacer con la organización, con la producción y
las políticas a desarrollar por el conjunto integrado se podrá construir una
sociedad que responda a la rica diversidad de intereses culturales, económicos,
de género, religiosos, étnicos, etc. al margen del sectarismo mezquino del
capitalismo privado y al margen de las pretensiones de robotización de la
sociedad por el capitalismo de estado, variante ya establecida en muchas
organizaciones de bases asentadas en la democracia directa y participativa
19.
Con la creatividad del diálogo constructivo se elaborarán los detalles del
humanismo superior, De esta manera en un ambiente no violento y dialogal se
generarán las condiciones para desarrollar amigablemente la espiritualidad
humana que ofrezca bienestar y felicidad.
20.
El humanismo superior es un proceso abierto en permanente construcción,
que ya se ha iniciado. Pasará por
diversas etapas en procura del perfeccionamiento continuo, ensayará diversos
caminos, unos mejores que otros, difíciles de prever pues son las mismas bases
las que irán construyendo su camino hacia organizaciones cada vez más complejas.
Se está desencadenando un horizonte abierto de posibilidades, todavía no
reconocido, que contempla la compleja
red de intereses que conforman la
sociedad humana,
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[12] V Conferencia General del Episcopado
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