EL PODER COLONIALISTA ATACA DE
NUEVO
Por Álvaro
Jordán
Las declaraciones de Félix Cárdenas
en relación al carnaval cruceño no tendrían ninguna importancia si hubieran
sido emitidas en su calidad de ciudadano. Caerían como una expresión de la libertad de opinión,
libertad de la cual los cruceños siempre nos hemos distinguido como sus defensores.
Además la pequeñez del personaje no amerita darle mayor significado a semejante
retahíla de exabruptos.
Pero estas mismas declaraciones
emitidas por un alto funcionario del ministerio de cultura del gobierno, a
pesar del bajo nivel del conocimiento que reflejan, de cualquier modo expresan el pensamiento político del gobierno y,
en su expresión de poder, configuran toda una determinación de avasallamiento
cultural. Afrenta que no es otra cosa que la intención de matar el alma de los
pueblos sometidos, como lo dijo el vicepresidente en los cursos impartidos a
sus cuadros de activistas, en su afán de masificar las campañas de humillación a
la dignidad de nuestros pueblos y
consolidar el sometimiento a la hegemonía aimara, promovida por el centralismo
del estado, liderado ahora por el aimara Evo Morales Aima y apoyado en la
militancia del MAS.
Lo primero que hay que resaltar es,
que de las cuestiones internas del pueblo cruceño, nadie que no sea nacido o
residente permanente en Santa Cruz tiene derecho a “pedir a los habitantes de
Santa Cruz explicar el origen de su carnaval”, (sic) con la intención del vocero
del poder en que el pedido suena a una imposición. Todo pedido de extraños, de gente
que no pertenece a nuestro territorio debe hacerlo con todas las formalidades
del respeto que merecen todos los pueblos del mundo y no en esta forma
agresivamente devaluadora como es cuando este sujeto indica que “no cree que
sea parte de la cultura” ya, que aseguró, que “no se trata de bailar por
bailar”.
Las declaraciones de este personaje,
extraño a Santa Cruz, por decir lo menos, son una insolencia, un insulto, que
rechazamos en defensa de la dignidad mellada y en desagravio de nuestra cultura
declaramos la prohibición a este individuo a ser aceptado en Santa Cruz.
En su afán de justificar sus bajas
intensiones este falsario miente, se inventa, calumnia a la cultura de Santa
Cruz. Sólo por respeto a los lectores que
han recibido esta aviesa información queremos hacerles conocer que el
carnaval de Santa Cruz tiene los mismos orígenes de los carnavales de este remendado
de naciones, que el centro colonial españolista en compensación al aporte de
Bolívar a la consolidación de la neocolonia republicana, llamó Bolivia.
Es el mismo carnaval heredado de la
colonia española con los matices que le imprimen los pueblos nativos, los que por
supuesto los de la cuenca amazónico platense son muy distintos a los del altiplano e incluso
entre ellos se pueden apreciar diferencias sustanciales.
Una diferencia básica es que los de
La Paz se anclaron en disfrazarse con los vestidos españoles del siglo 16,
condición que utilizan los dueños del poder para hacerles creer que así
reivindican sus orígenes nativos cuando con ello logran la sumisión
inconsciente de sus miembros para imponer la explotación interna del
centralismo.
En Santa Cruz a pesar de tener
autoridades autóctonas, que no dejan de ser agentes del colonialismo interno,
cuya carrera política se logra con genuflexiones a todos los mandamases del
estado colonial como a Banzer, Sánchez y Morales, la influencia popular
introduce modificaciones que hacen un carnaval muy distinto al del altiplano
como expresión de una cultura que no
tiene nada que ver con la aandina. La vestimenta del carnaval tradicional
está permanentemente cambiando siguiendo la influencia de la modernidad
internacional, particularmente de los centros carnavaleros más importantes del
mundo como el del Brasil. Hay otra diferencia, todavía más sustancial que se
viene dando en las tres últimas décadas. Ya, antes de que se gestaran las
históricas marchas de nuestros pueblos, de Santa Cruz, Beni, y Pando por la
defensa del territorio, el derecho a la autodeterminación, el reconocimiento y
respeto a la ciudadanía que dio origen al cambio constitucional, empezó a
surgir un nuevo movimiento artístico y cultural desde las bases del pueblo, de
profundo contenido cultural, nativo y que llena los vacíos de principios
morales que crean las imposiciones del poder del coloniaje interno. Fue el Profesor Héctor Molina quien
lideró el movimiento de intelectuales iniciadores del rescate de los valores
culturales nativos, quien a su vez, recogió estos contenidos y organizó los
primeros grupos de danzas folklóricas, que devinieron en los conjuntos de ballet folklórico que
imponen cada vez más su estilo en el carnaval de cruceño.
En Santa Cruz vienen evolucionando
dos carnavales, reflejo de la competencia de las corrientes políticas,
económicas y culturales enfrentadas a nivel nacional e internacional. El
carnaval tradicional, expresión del colonialismo republicano, si bien tiene
diferencias, ya mencionadas, aparentemente significativas con el paceño en el
fondo son lo mismo, sirven a la manipulación del poder colonial para sostener
el statu quo dominante. Son instrumentos del papel degradante del mismo mediante
la idiotización de la población lograda a través del consumo exagerado de las
bebidas alcohólicas. Con todo el respaldo oficial, se facilita la distribución
al por mayor y al por menor de cerveza paceña en todo el país, imprimiendo así
en el inconsciente popular una actitud de simpatía con la metrópolis del coloniaje
interno. Desvían de esta manera, la atención de los problemas de la dependencia colonial.
El otro carnaval cruceño es el que irrumpe
vigoroso en Santa Cruz a pesar de la resistencia del oficialismo a reconocerlo.
Al principio debutó en lugares marginales, su fuerza y reconocimiento popular lo
impusieron en los espacios oficiales transformándose en componente
imprescindible de las fiestas por su originalidad, por su diversidad, por
rescatar en un ambiente de hermandad los contenidos culturales nativos y
mestizos de la población, por la belleza que le imprime la juventud que lo
caracteriza, pero más que todo por su papel regenerador espiritual de la
población ya que es un movimiento cultural que ha logrado atraer a la gente
joven alrededor de una actividad artística y al margen de la degradación propia
del alcohol, tradicionalmente promovido por el poder con el nombre de la
cerveza paceña.
En Santa Cruz se viene planteando
en los carnavales la competencia creativa y positiva de dos estilos
culturales, expresivos de las luchas
políticas e ideológicas enfrentadas mundialmente por mantener el control del
poder para unos y por la defensa de los intereses humanistas por el otro. Pero,
¿qué podemos explicar de esto a los agentes del poder?, cuya cualidad
justificativa es precisamente la ignorancia.
En las Tierras del Libertador
Grigotá
Enero de 2015
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