El Humanismo Chané en la Era que nace
Por Álvaro Jordán
La crisis de la globalización imperial resquebraja el sistema en todos sus niveles y variantes. La debacle del sistema socialista, así como la incapacidad del sistema imperial privado para encontrar soluciones a los graves problemas de la crisis, muestra la inviabilidad de las aspiraciones de control económico universal de cualquier planteamiento de poder. Las ambiciones de control global de parte del capital monopolista estatal como de parte del capital monopolista privado encontraron sus límites y la lucha por la defensa de la vida, la defensa de la libertad, la defensa del equilibrio del género humano y la naturaleza, en resumen la lucha por la defensa de la humanidad empieza a plantear nuevas relaciones de contenido humano.
La verticalidad del poder se debilita cada vez más, ahora se ve acosado por la democracia, que se levanta desde las bases en los países cuya brutalidad es más grosera. A pesar del apoyo disimulado de los centros de poder internacional el Jefe de Estado tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, se vio obligado a deponer su autoridad ante la presión del pueblo, el 24 de enero, después de 23 años de una dictadura responsable de la falta de empleo, la pobreza y la corrupción.
Nuevos levantamientos populares se desencadenan en los países autoritarios del Oriente Medio y norte de África: Marruecos, Libia, Yemen, Jordania, Bahréin Irán, Sudán, Argelia y otros, quienes amenazan la seguridad de los regímenes dictatoriales. Casi inmediatamente el centro de los reclamos populares se desplazó al país más poderoso de la región: Egipto, con sus 80 millones de habitantes. Se estremeció y conmocionó al mundo del poder con la pérdida del control político y militar, después de 30 años de cruel dictadura de Hosni Mubarak, el 11 de febrero, ante miles de manifestantes encabezados por el premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei, quienes responsabilizan al gobierno por la pobreza, el desempleo, la corrupción generalizada y la brutalidad de la policía. Reclaman “un nuevo Egipto en el que cada egipcio viva con virtud, libertad y dignidad". A pesar de la renuncia de Mubarak las manifestaciones masivas continúan exigiendo un cambio que refleje las aspiraciones del pueblo, ya que muchos representantes del antiguo régimen continúan en el ejercicio del poder.
En este extraordinario despertar democrático, de magnitud internacional, el levantamiento popular ya ha desestabilizado el gobierno de la dictadura más antigua del Magreb. En Libia el líder de facto de su país desde el 1 de septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, se sostiene a duras penas provocando una guerra civil, ya con miles de muertos, con la pretensión de preservar su autoridad.
Otros países como el reino de Bahréin, Marruecos, Irán, Yemen, se apresuran a ofrecer cambios políticos que tranquilicen la creciente oposición.
Lo que se puede observar es que la crisis mundial de la economía impide disponer de los recursos suficientes para asegurar el control político y militar del conjunto del sistema. El enriquecimiento descontrolado está llegando a su fin. La conciencia de las mayorías empobrecidas crece con vigor, al margen de ideologías sectarias. Las reivindicaciones se hacen por el trabajo, contra la miseria, la corrupción y la violencia policiaca. Lo que en el fondo se mueve es el cultivo de calidades profundamente humanas como la conciencia, la libertad, la creatividad, el respeto al otro, la autorresponsabilidad, la autorrealización, en resumen la generación de una sociedad asentada en la convivencia pacífica.
En Bolivia, el proceso económico neoliberal presentó su punto de inflexión con la aparatosa caída del gobierno de Sánchez de Lozada, arrastrando consigo todo el sistema de la mega coalición de partidos que lo sostenían. La pobreza y corrupción creciente, la falta de ofertas de trabajo para los jóvenes, la discriminación étnica, social, regional, de género y otras exigía cambios estructurales en la sociedad. Cambios que se inspiraron en los profundos contenidos humanistas del Ñande Recko[1] de nuestros pueblos. Desde las profundidades de nuestras selvas surge la exigencia de escuchar la voz de los excluidos. No es ningún regalo de autoridades autocomplacientes, es su obligación obedecer a las bases, es el planteamiento revolucionario de la confederación de pueblos de la cuenca amazónica platense que se levanta ante el bicentenario sometimiento al abuso altiplánico. Es el grito de liberación frente al colonialismo interno. Es la exigencia de ser respetados todos como ciudadanos, sin exclusiones, como dueños de una cultura, de una religión, del derecho a decidir nuestro futuro al margen de cualquier imposición, es el derecho a ser libres.
Como sucedió hace doscientos años, después de quince años de sangrienta lucha, el colonialismo español sólo fue reemplazado por el colonialismo republicano; Ahora el Estado neoliberal sólo ha sido reemplazado por el Estado aimara, nueva modalidad del colonialismo republicano. El contenido plurinacional reclamado por los pueblos sólo quedó como una aspiración declarativa, desvirtuada por una Constitución Política de características racistas y por lo tanto nuevamente marginadoras de departamentos, regiones y etnias.
La recuperación de la dignidad de los pueblos es tareas de nuevas y gloriosas conquistas por realizar. Se ha empezado a reconfigurar un nuevo frente de lucha, las organizaciones nativas están recuperando su libertad política, tanto en Kandire como en el Altiplano, así como el poderoso Comité pro Santa Cruz intenta una auspiciosa reestructuración apartidaría e integradora. También crece el descontento social al mismo tiempo que crece el aislamiento interno como externo del gobierno.
Entre los intersticios del poder y la democracia pugnan las relaciones humanistas de una nueva sociedad que ha empezado a gestarse, como alternativa a una crisis sin solución en los moldes tradicionales de izquierdas y derechas. Es la Era Humanista que desplaza el poder de la civilización.
El gasolinazo de diciembre, a pesar de su rápida revocatoria, trajo un desmesurado incremento del costo de la vida, amenazando peligrosamente la estabilidad del gobierno. Las protestas sociales que paralizaron el país se centraron en la confrontación de los transportistas que no han incrementado sus tarifas desde hace ya once años y los usuarios, cuyos salarios no permiten el pago de las tarifas demandadas por los transportistas. Inicialmente el centralismo pretendió ganar tiempo y esperar la generación de nuevas situaciones, pasando la responsabilidad de resolver tan candente problema a los municipios. La idea era trasladar la confrontación a los niveles inferiores y luego el gobierno después de un nuevo balance de fuerzas dar la solución salomónica que deje feliz a los contendientes.
Lo que la viveza politiquera no pudo prever fue la capacidad de diálogo de los cruceños, lo que permitió a usuarios y transportistas hacer a un lado la manipulación política y encontrar la solución inteligente que satisfaga a los contendientes sin la intervención de la municipalidad y sin intervención del gobierno, en resumen, sin intervención del poderoso Estado.
De pronto los representantes del poder se dan cuenta de estar ante una situación que muestra a la sociedad que es posible solucionar los problemas económicos, sociales y políticos sin la participación del Estado. Ese Estado con el que la neo dictadura pretende imponer un etilo de vida estandarizada por el socialismo del siglo XXI. Otros los más ingenuos, pero más que todo por ignorancia, los del nivel municipal, simplemente se sienten agredidos por no haber pasado la solución por su aprobación, quienes se acoplan al coro de burócratas del poder aimara, sin darse cuenta del daño que se le hace a Santa Cruz al no respaldar la solución encontrada mediante el diálogo directo de nuestros conciudadanos transportistas y usuarios, representados por sus organizaciones de base.
La solución de los problemas mediante la reflexión participativa es parte de las ancestrales enseñanzas heredadas de los antepasados habitantes de Kandire, de nuestro ñande reko, Es una metodología practicada por nuestros antepasados, todavía vigente entre las comunidades nativas y es parte de la solución que ofrece la cultura nativa de Kandire a la inviabilidad de la cultura del poder en la que se debate la humanidad toda. Es la solución no violenta que ofrece la sociedad humanista frente a la arbitrariedad del poder. Es el grito de lucha que nos llega desde el fondo de la historia para fortalecer nuestra confianza en un futuro digno.
En las tierras del Libertador Grigotá,
Santa Cruz, 1 de marzo de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario