Entre el humanismo y el poder
Por Álvaro Jordán
Ha causado algún revuelo el artículo, que levemente modificado, puse en la conversación, el 009.10.17, por esta red virtual, a la cual pertenece Aulalibre, con el título de “Diferencia entre ricos y pobres”.
Uno de los contertulios, J. Flores, a cuyo comentario me voy a referir, empieza reconociendo que “son evidentes las aseveraciones que hace el autor” por lo que debo expresar mi complacencia. Sin embargo comenta “el olvido de las causas fundamentales para la existencia de las diferencias”. Evidentemente este no fue el propósito del documento por lo que quedo exculpado.
Sólo se consideró los modelos para respaldar la importancia de la aplicación de la actitud de las personas y los valores que se aconsejan en el artículo inicial, los que formalmente son los mismos para las dos posiciones planteadas por la crítica, con los que Flores está de acuerdo. Como estamos en un mundo que ha globalizado el poder del dinero no existen en el planeta ejemplos de países donde se exprese prístinamente la felicidad que da el prestigio. El ser humano incorpora en sí, simultáneamente, una parte espiritual y una parte física. El dominio de la parte física mediante el poder lo animaliza, lo cosifica. El poder y la animalización del ser, caracteriza a toda la era de la civilización. Ahora con su debilitamiento objetivo se crean las condiciones para el fortalecimiento de la espiritualidad del ser, humanizándolo, transformándolo en un ser libre.
Y ya que mencionó el caso de Bolivia, y dentro de ello, en un lugar destacado a Santa Cruz, debo incluir a Santa Cruz también como otro ejemplo a tomar, ya que este departamento ha logrado un lugar sobresaliente en el concierto boliviano a pesar de las históricas limitaciones que le impone el centralismo de los gobiernos neocoloniales.
Un punto del documento original que modifiqué y deseo resaltar ahora, es la referencia a la Confederación Helvética, por que este modelo federal calza perfectamente para las necesidades de una Bolivia plurinacional. Suiza es un país más chico que cualquiera de los departamentos de Bolivia y es mediterráneo, sin embargo posee el índice de competitividad más alto del mundo, posee un ingreso per cápita entre los más elevados del mundo, una de las flotas mercantes más grandes del globo y custodia los depósitos de valores del mundo transnacional. Por esto y mucho más es que considero que el modelo autonomista ha quedado sumamente pequeño para los requerimientos bolivianos.
Nuestro artículo en su primer párrafo dice: “Casi todas las personas buscan la felicidad, y desean ganar prestigio o dinero y progresar, para sí mismos y sus familias”. En ello lleva implícito el hecho de que la felicidad del individuo hace a felicidad del país, ya que todo crecimiento racional se hace de abajo hacia arriba, en contraposición de la sustentación de Flores de priorizar el estado, concepción verticalista esencia de toda dictadura. Él aspira a un “estado poderoso como locomotora que arrastre el desarrollo nacional”. Olvida que ya tuvimos el estado más poderoso del mundo con la Unión Soviética, modelo de imperialismo de estado, y terminó derrumbándose por la putrefacción interna que generó una nueva clase de privilegiados. No fueron muchas las diferencias con las oligarquías capitalistas del imperialismo privado.
Por otro lado el trabajador como asalariado continuó vendiendo su fuerza de trabajo para la capitalización del estado, esto significa que el trabajador enajenado de Marx era el mismo para el sistema socialista como para el capitalista privado. Desde este punto de vista ambos sistemas habían sido capitalistas y resulta tan detestable el imperialismo privado como el estatal.
El punto de la diferencia de fondo del artículo, en el que cada uno refleja su mundo interior, se encuentra en que Flores interpreta como felicidad la parte que se refiere a “ganar dinero”, esto es la economía, el poder, la industrialización. No sé si aquí está representando la propuesta industrializadora del gas y de Bolivia que propugnó Evo Morales con el MAS hace ya cuatro años y no aparece hasta ahora, de nuevo la propone en esta elección, lo que ya huele a manoseo público o la propuesta de Samuel Doria Medina después de haber pasado por un gobierno que tampoco hizo nada al respecto, pero a lo mejor pueden hacer. En resumen para Flores la felicidad y la pobreza depende de la posesión de la riqueza material.
Lo que el artículo pretende plantear es la alternativa de un mundo nuevo en el que la felicidad depende de la parte que se refiere a “ganar prestigio”, esto es agrandar el ser humano en su aspecto espiritual, los valores humanos, el conocimiento indispensable para poder asumir los valores que se propician, porque en el mundo en que vivimos estos valores para la mayoría, particularmente para el sector político, se los conoce pero no se los practica, es una sentida aspiración social irrealizable en una cultura del poder, en fin hay que generar un mundo cuyo centro sea el ser humano y su entorno, que privilegie la vida y el bienestar integrado con la naturaleza.
En los ejemplos del artículo “Diferencias de ricos y pobres” no se hizo cuestión sobre las alternativas de felicidad porque la democracia que se va abriendo campo con una nueva sensibilidad humana no plantea la eliminación del otro para la imposición de uno. Es la conciencia la que determinará la opción de cada uno, mientras tantos todos tenemos derecho al disfrute de la vida, por eso es que las imposiciones del poder son un retorno a la animalidad del ser y su apoyo implica una complicidad sanginolente.
Es sumamente urgente que la sociedad reflexione seriamente sobre las nuevas conformaciones de poder. En el mundo se incrementa la carrera armamentista, en América en particular se enfrentan derechas e izquierdas. Por un lado se fortalece la alianza encabezada por Colombia y Estados Unidos de Norteamérica y por otro lado se fortalece la alianza de los llamados países socialistas del siglo XXI con Chaves y Lula.
Esto se refleja en el comentario de Flores cuando nos habla de imperialismo, la lucha de clases, la igualdad y la “lucha de la Izquierda Nacional” en procura del “socialismo democrático”, nacionalismo con tufo al nacionalismo ario de Hitler, que resulta incomprensible en un estado plurinacional como Bolivia. Vocabulario ya usado por Lenin como fundador de la Unión Soviética y por Stalin como constructor del colapsado imperio socialista.
Por otro lado se establece como objetivo la construcción de un socialismo democrático, en el que no distinguimos si se refiere a la democracia burguesa instrumento del mundo imperial que rechaza Flores o la democracia del proletariado, bandera con la que Lenin inició la construcción del imperialismo socialista, el que con mayor honestidad llamo él de dictadura del proletariado, en contraposición de la democracia burguesa, que llamó dictadura de la burguesía, que ahora pertenece al pasado histórico de la humanidad y el no haberla leído, por los riegos que implica, es imperdonable.
Para terminar, resumir diciendo que la cultura del poder lleva a la destrucción del otro y al final de los dos. La liberación del trabajador enajenado implica necesariamente la eliminación de todos los imperialismos, el reconocimiento del otro en uno, por fin la humanización del ser. El triunfo del humanismo superior.
Santa Cruz, 9 de octubre de 2009
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