Año
Nuevo
Por
Álvaro Jordán(+)
Por
allá, entre el milenio noveno y cuarto, antes de nuestra era, (a.n.e.), las
costas del mar Egeo estaban pobladas por pueblos primitivos conocidos como pre
helenos. A partir del cuarto milenio fueron paulatinamente invadidos por
pueblos nómadas del sureste europeo y del Asia Central, conocidos como
indoeuropeos, los que, en este territorio, se conocieron como pueblos helenos.
Los
pre helenos, en el milenio sétimo, ya dominaban la agricultura y la cría de
animales, menos el caballo que llegó con las invasiones nómadas. Eran expertos
alfareros y en el tallado de la piedra, navegantes naturales, pacíficos y al
final llegaron a desarrollar una excelente red comercial como sustento de la
cultura minoica. En lo social estaba regida por una organización matriarcal por
lo que sus representaciones divinas de la naturaleza estaban constituidas por
diosas.
La
Diosa Madre cada año escogía un consorte joven, lleno de vitalidad que
representaba las aspiraciones de la sociedad en la etapa que se iniciaba. Al
final este consorte, ya viejo y con muchos defectos era desechado y reemplazado
por uno joven que ayudaría a la reina a regir el nuevo periodo.
Este
espíritu recogió la iglesia con el nacimiento del “Dios hecho hombre” buscando
simbolizar con él, el inicio de una nueva era, de adoración a Dios, de amor,
igualdad y sencillez. Lamentablemente como toda organización de poder pronto
degeneró en una aristocrática, centralista y corrupta.
Los
inimaginables abusos del nacionalismo nazi fascista, derrotado el 1945, los del imperialismo social comunista, derrotado a
fines del siglo pasado, así como los generados por la crisis terminal del
imperialismo neoliberal, actual, han convencido a los pueblos del mundo de ser
el poder el responsable de todas las calamidades sufridas por el género humano
y las amenazas al rompimiento del equilibrio con la naturaleza.
El
nuevo siglo ya iniciado, se está caracterizando por la lucha creciente de los
pueblos por la defensa de los derechos humanos y del respeto a la naturaleza.
Siendo
el poder el origen de toda degradación humana, la humanidad concentra cada vez
más sus esfuerzos contra este engendro del mal y toda la parafernalia que lo sustenta.
El
nuevo año que se avecina para los defensores del humanismo debe ser uno de
compromiso para arrebatar nuevos espacios al poder, la lucha es larga y
difícil, pero algo que todos podemos hacer y consolidará la base para cambios
profundos es la difusión del conocimiento humanista, que no es otra cosa que la
defensa de nuestros derechos para dejar de ser esclavos del dinero y cuando
seamos dueños del producto de nuestro trabajo podremos levantar la cabeza con
dignidad y decir que por fin somos libres.
En
la Tierra del Libertador Grigotá
Diciembre 2013
(*)
aaojordan@gmail.com
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