La encrucijada
capitalista
Por Álvaro Jordán
El sistema de poder mundial constituido por el capital
privado y el capital estatal, se ha metido en una encrucijada sin solución en
sus intentos por mantener la competencia de la producción en los marcos de la
democracia, la economía de mercado y la
hegemonía del poder
El sistema del capital privado a partir de 2008 ha entrado
en un estado de crisis permanente y de carácter terminal. A pesar del colapso
del sistema del capital estatal bajo el control del imperialismo soviético en
el 1990; a causa de la falta de soluciones políticas a las distintas
manifestaciones de la crisis nuevamente surgieron las propuestas del
capitalismo estatal con el nombre de socialismo del siglo XXI. El pueblo desesperado
una vez más se lanzó a los brazos del populismo que se le ofreció.
Sin embargo el capitalismo estatal del socialismo del siglo
XXI al poco tiempo se encuentra en retirada, con la pérdida del apoyo popular
en Argentina, su debilitamiento en Brasil, la crisis en Venezuela y el rechazo
en Bolivia con la pérdida del referendo sobre la re-re-re-elección del
Presidente Evo Morales Aima. Una vez más se demuestra su inviabilidad
humana, económica y política.
El ping pong del poder entre el capitalismo privado y el
capitalismo estatal muestra que ninguno logra ofrecer soluciones serias a las
distintas manifestaciones de la crisis, cuyo resumen lo podemos expresar con el
continuo crecimiento de la brecha entre ricos y pobres, la irresolución de la
crisis humanitaria, el inicio de la desintegración de la Unión Europea, la
inconcreción y fracasos de las múltiples
organizaciones internacionales, el debilitamiento del poder, aparte de la
creciente amenaza de destrucción de la humanidad por los desequilibrios ecológicos
originados por la economía del poder.
Y no debe extrañar a nadie que esto suceda, tanto en el
capitalismo privado como en el estatal, ambos están asentados en el uso del
poder, la acumulación de riquezas en
base a la explotación del pueblo y el uso abusivo de los recursos de la
naturaleza. Tampoco debe extrañar que los defectos con que los unos acusan a
los otros sean los defectos que ellos mismos tienen, como es la corrupción, la
demagogia, el sectarismo, la oferta de promesas que nunca se cumplen, la
deshumanización del sistema, la violencia creciente. Todo ello lleva al
desengaño rápido, generando la
alternancia en el poder de unos y otros y ninguno logra mostrar los
resultados que el pueblo necesita.
A modo de ejemplo del proceso mundial veamos Bolivia como
caso de análisis. En la década del 90 pasaron por el gobierno todos los
partidos, incluso algunos estuvieron dos veces a cargo del Estado, al final por
la falta de apoyo de un pueblo cansado de ofertas no cumplidas el Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada
promotor del capitalismo privado se vio en la necesidad de conformar un
gobierno con la participación de todo el espectro partidario vigente en el País
en ese momento. A este conjunto se etiquetó con el nombre de partidos sistémicos.
En este ambiente deprimente apareció y creció rápidamente la
propuesta de cambio anti sistémica del MAS (Movimiento al socialismo) ante un
pueblo cansado de la superficialidad de los sistémicos. Las bases exigían
cambios y cambios ofrecía el nuevo movimiento.
El nuevo gobierno de
Evo Morales Aima, expresión del capitalismo estatal, se declaró promotor de la ideología
del socialismo del siglo XXI, lo que
confirmó con una política de nacionalizaciones, de creación de empresas
estatales y de restricciones a las empresas del sector privado. Se
nacionalizaron por tercera vez los
hidrocarburos, se crearon empresas estatales como ENATEX (empresa Nacional de
Textiles) y se nacionalizaron antiguos centros mineros como Huanuni, la empresa
más importante en la producción de estaño en el País. En base de la consigna de
la recuperación de las riquezas para el pueblo el Estado se apropió de ellas,
pregonando cínicamente que el Estado es el pueblo
Vista bien las cosas, es cierto que era una propuesta de
cambios, pero nada novedosa, ya teníamos experiencia con las políticas
encaradas por el gobierno. El resultado fue, que a causa de los balances
económicos negativos obtenidos y ante la crisis económica en la que se
encuentra inmerso el Estado, éste está cerrando algunas de las empresas
deficitarias como ENATEX donde ha ordenado la expulsión de 800 trabajadores,
tirando de esta forma al tacho de basura su política social.
La Central Obrera Boliviana (COB) con este motivo se ha
lanzado a la defensa de las fuentes de trabajo. Defensa loable, pero no
considera el sacrificio del pueblo como aportante del dinero que maneja el
Estado El apoyo que da la COB a los empleados de ENATEX sólo expresan la
aspiración histórico-sindical de usar el poder en beneficio de su sector, en
otras palabras pretende que el pueblo trabaje para los sindicatos.
Por otro lado, un gobierno socialista, como se autoproclama
el MAS, no es consecuente cuando deja sin trabajo a 800 trabajadores.
Evidentemente el gobierno está mostrando su incapacidad de resolver la encrucijada
social de proteger a los trabajadores, al mismo tiempo de proteger los
intereses del pueblo ante la amenaza de la crisis. En este caso se ha decidido
por los intereses del Estado, que le dan seguridad, lanzando a la miseria a 800
familias trabajadoras.
Otro caso paradigmático es la empresa minera de Huanuni.
Cuando se nacionalizó, la planta de trabajadores pasó de 818 trabajadores que
tenía en 2006 a 5000 trabajadores que alcanzó el 2007. Si bien produjo ganancia
en los primeros años gracias al precio del estaño, que era muy alto, con la
disminución de éste ha pasado a transformarse en una empresa deficitaria cuya
pérdida ha ascendido a 13,7 millones de dólares en el 2015.
El Estado ha asumido la política de confiar en su
recuperación y ha aprobado un préstamo en fideicomiso de 36 millones de
dólares. Es un riesgo que ha asumido el Estado. Resulta muy difícil asegurar su
recuperación con una planta de trabajadores tan frondosa y con el panorama
internacional de la economía que no vislumbra ningún incremento productivo como
para augurar un incremento del precio de la materia prima. Situación que nos
permite presagiar estar enfrentando otra encrucijada esta vez del sistema
económico mundial, en el que cualquier ajuste económico implica disminución de
fuentes de trabajo, por lo tanto disminución del consumo y la correspondiente
disminución de la producción por lo tanto nuevas disminuciones de los precios
de las materias primas. Problema que Bolivia pretende resolver incrementando la
producción, cuyo resultado no será otro que una mayor disminución en los
precios del producto. Es claro que el fideicomiso no será pagado y el
sacrificado será irremediablemente el pueblo aportante de los 36 millones de
dólares.
En resumen estamos frente a un gobierno con un
comportamiento sinuoso cuyo único propósito es preservar el poder al margen del
bienestar del pueblo. En el primer caso responde al criterio empresarial, de evitar pérdidas a costa de la masacre blanca y en el
segundo caso solo interesa conservar la clientela política aportada por la COB
a costa del dinero del pueblo. En otras palabras es un camino sin rumbo y por
lo tanto al margen de los intereses del pueblo.
Como resumen se puede decir con toda propiedad que el
capitalismo de Estado ha fracasado otra vez en sus intentos por ofrecer una
salida a la crisis por la que atraviesa el país y el mundo todo. Pero también
hay que decir que el capitalismo privado tampoco ha podido dar solución a la
crisis, pues se encuentra en ella en forma permanente desde el 2008. El único
futuro que le espera a la humanidad como resultado de esta confrontación
creciente por la hegemonía del poder es la ausencia de soluciones, es su
desaparición del planeta. Por lo tanto tenemos la obligación de buscar una
alternativa viable y cierta para enfrentar la crisis que por supuesto no puede
estar en los marcos del capitalismo privado ni del capitalismo estatal.
Es evidente que el sistema capitalista asentado en la
apropiación de las riquezas en pocas manos
debe desaparecer. Esto quiere decir que debe desaparecer el beneficiario
del capital ya sea este privado o estatal. Las utilidades que se guarda el
empresario privado o estatal deben pasar a manos del pueblo que las produce.
Para ello es indispensable que el patrimonio empresarial sea devuelto a sus
verdaderos dueños, que es el pueblo.
Recordemos que el patrimonio privado se construyó con el
excedente del trabajo expropiado mediante el poder a la mayoría de la población,
de igual forma el patrimonio de las empresas estatales. Por lo tanto no se está
quitando nada a nadie si estos patrimonios pasan a la propiedad directa del
pueblo, esto es sin intermediarios, simplemente se está devolviendo la riqueza del
pueblo que el empresario abusivamente, con el respaldo del poder, expropió. Lo
que implica que el Estado como institución al servicio del sector empresarial
privado y estatal ya no tiene ningún papel a desempeñar ya que el sector
minoritario, “dueño” de las riquezas, habrá desaparecido.
La búsqueda de esta alternativa es la que se escenifica en
el mundo en la actualidad de distintas maneras, según el nivel de desarrollo
económico y cultural de las regiones. Se
expresa en la alternancia política en todos los países asentados en la
democracia burguesa, en los que se reniega de la misma democracia por estar al
servicio de la burguesía en contra de los intereses del pueblo y se anuncia la
introducción de la democracia directa, la que no prospera a causa de los
intereses mezquinos de los partidos que acceden al poder como ha sucedido con
el gobierno del socialismo del siglo XXI del MAS, ejemplo de la praxis en Centro, Sudamérica y el Caribe.
La inconsecuencia política de los partidos lleva a los
pueblos a retirarles la confianza y se hace cada vez con mayor espontaneidad el
rechazo a los partidos, argumento utilizado para desenmascarar al sistema de
partidos y se hace cada vez más masiva la reivindicación de los movimientos
anti partidos.
Hay que reconocer que surge un reflotamiento de viejas
políticas nacionalistas como está sucediendo en la vieja Europa a causa de la
insuficiente preparación de las masas populares. Es un defecto que la amarga
experiencia reencausará, con el tiempo, el camino hacia salidas cada vez más
acorde con las necesidades humanas de los pueblos. Durante la crisis los
pueblos aprenden rápidamente.
Todavía más amarga es la reacción de pueblos obnubilados por
mesianismos religiosos que provocan el sacrificio de la autoinmolación y el
asesinato de inocentes en una guerra de terror contra los dueños del poder: inconscientemente,
consolidan la existencia del poder y toda la parafernalia de su uso en contra
de los intereses del pueblo, llevándolo por el derrotero más antihumano de la
historia.
Evidentemente las exigencias de los pueblos pasan por el
reconocimiento de los derechos humanos en las bases poblacionales. Nunca más las imposiciones
verticales ya sean partidarias, económicas o religiosas. La base de la
convivencia humana es el respeto que nos debemos cada uno de los componentes de
esta humanidad, superando todo tipo de discriminación.
Una sociedad humanizada exige que las decisiones sean
analizadas y acordada por las bases del pueblo en forma directa, y dialogal,
eliminando cualquier tipo de intermediario. La base de la sociedad estará
asentada en las organizaciones de bases rurales y urbanas, reguladoras de los
excesos individualistas, resabios de la cultura heredada del capitalismo.
Hemos llegado al tiempo de la humanización de la sociedad,
es el tiempo de superar la supremacía de la condición animal en el ser humano
para que se imponga su esencia humana. En otras palabras es el tiempo de acabar
con el poder que sustenta la civilización para reemplazarlo por el dialogo
constructivo de las bases, que humaniza la sociedad. Hemos llegado al final de
la era de la civilización y se abren las puertas de la era del humanismo
superior.
Nunca más las jaurías del poder rondaran el planeta abusando
de la humanidad. Ha llegado la etapa de transición de la civilización al
humanismo superior por que el ser humano en todo el mundo está demandando
recuperar su dignidad mediante el desconocimiento de las imposiciones del
poder.
Es tiempo de encarar la sociedad humana a partir de sus
elementos más simples, el humano, y sobre él configurar estructuras cada vez
más complejas hasta lograr una sociedad, asentada en principios humanistas. Se
debe rechazar toda estructura impuesta por el poder, la verticalidad
civilizatoria es contraria a la horizontalidad de la sociedad humanista.
En el caso particular de Bolivia, una política responsable
del gobierno, en la que se busca resolver el problema humano de los
trabajadores y al mismo tiempo preservar los intereses del pueblo lo razonable,
antes de cerrar la fábrica, dejando el patrimonio botado, deteriorándose por
efecto de la naturaleza, es su entrega, en propiedad, a los trabajadores como
depositarios del pueblo, siempre que haya el compromiso de los trabajadores de
asumir los sacrificios que impone la
recuperación de las fuentes de trabajo y de la empresa. Es un reto para los
trabajadores quienes se sentirán extraordinariamente motivados para tensar sus
capacidades a fin de introducir la empresa en un régimen de flujo competitivo y
acorde a los intereses de los mismos trabajadores y el pueblo
El gobierno podrá dar algún apoyo-técnico administrativo
mientras el personal pueda asumir estas responsabilidades. Puede asegurar
algunas compras de la producción, respetando los niveles de competitividad del
mercado
En fin habrá muchas iniciativas que viabilicen el
funcionamiento de la empresa siempre que se establezca un régimen interno de
permanente diálogo a fin de buscar las ideas más factibles para la recuperación
de la empresa. Otro aspecto muy importante en la administración de la empresa es
asumir una política de control abierto, es decir el personal y el pueblo debe
tener acceso a la información de cómo se solucionan los problemas,
particularmente del manejo de los fondos que le dan vida. Todo debe ser abierto
al conjunto ya que todos son dueños y tienen derecho a conocer cómo se maneja
el patrimonio y por supuesto también tienen derecho a poner en consideración del grupo las ideas
que propone para un mejor manejo de los recursos.
De esta manera se evita que se lancen a la miseria 800 familias de
trabajadores y se preservan los intereses del pueblo. Hay mucha experiencia de
empresas en las que los trabajadores antes de entrar en quiebra y ser lanzados
a la desocupación han preferido ajustes de salarios o del régimen de trabajo u
otras forma de ajustes que eviten la quiebra de la empresa, por supuesto que en
una empresa de su propiedad habrá mucho más entusiasmo por asegurar la
viabilidad de empresa.
Por otro lado el gobierno estará cumpliendo con su rol en
forma responsable al no gastar inútilmente los dineros del pueblo, manteniendo
salarios de una empresa deficitaria y por el contrario asegurando la inversión
de estos fondos en rubros requeridos por la sociedad, como es cubrir las
necesidades urgentes de salud, de educación, de abastecimientos de servicios de
bien común, etc.
Y Bolivia tiene una
amplia experiencia en las organizaciones de bases. En la llanura kandirense existe
en la forma de comunidades nativas (indígenas le llaman los verticalistas)
preservadas como herencia ancestral gracias a la fortaleza cultural que las
protege del avasallamiento del poder, que se han transformado en un rico venero
de experiencias y contenidos humanista para el País y el mundo entero, y en el altiplano en la forma de cooperativas
mineras, organizaciones de bases conformadas por los resabios humanos de los
fracasos de la minería nacional, tanto estatal como privada.
Las cooperativas mineras nacieron de la conjunción de los
despojos humanos expulsados de la empresa minera a causa de su deplorable
condición de salud, la silicoturberculosis los hacían improductivos para la
empresa, quienes para sobrevivir su agonía se pusieron a trabajar en las minas
abandonas por las empresas, que el “Estado benefactor” les autorizaba mediante
contratos de arrendamiento.
En cada periodo de crisis económica el cooperativismo
minero ha salido fortalecido, mostrando
de esta manera que es una alternativa real, productiva y humana. El primer
impulso de este sector se dio durante la crisis mundial del 1929, en la que los
empresarios entregaron áreas de trabajo a sus dependientes como compensación por
su retiro de la empresa. En 1958 se firmó el Decreto Ley Nº 5035 con el título
de Ley General de Sociedades Cooperativas, que le da base legal a su existencia.
Otro impulso recibieron en el gobierno de René Barrientos Ortuño a causa del
despido de trabajadores mineros. Y finalmente vuelven a ser impulsadas con la
relocalización del 1985.
El cooperativismo minero es una organización de bases que
muestra su vitalidad particularmente en momentos de crisis económica. Cada vez incrementa
su población, de modo que en la actualidad abarca a más del 90% de la población
minera. Se los conoce como cuentapropistas cuyo número según las distintas
fuentes de información los hacen oscilar entre 100.000[1] a
150.000 trabajadores directos, los que con los indirectos se elevan a alrededor de 500.000 personas.,
lo que los transforma en una verdadera fuerza política, que el gobierno no puede
ignorar, frente a 5000 dependientes de la empresa minera oficial (COMIBOL).
La definición internacional de una cooperativa es:
“una asociación autónoma de
personas que se han unido de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades y
aspiraciones económicas, sociales y culturales en común mediante una empresa de
propiedad conjunta y de gestión democrática”
Siguiendo los lineamientos internacionales del
cooperativismo la legislación boliviana
declara la igualdad de derechos y obligaciones de los socios, la gestión
democrática, el control social y los fines sociales de la institución, así como
la limitación de los intereses del capital.
La formación de una cooperativa necesita un mínimo de diez personas,
debe ser aprobada por la Federación de Cooperativas mineras (Fencomin), y estar
obligatoriamente afiliada a ella. Además debe tener como nivel superior a la
Asamblea General y contar con los consejos de administración y de vigilancia y del
manejo de fondo de operaciones.
Como se puede ver existe una sólida base legal para el
funcionamiento de estas instituciones, sin embargo está permanentemente
sometida a las deformaciones que desde el poder se introducen para
desvalorizarlas, de modo que el sector
está constituido por un complejo
muy variado de organizaciones cooperativas, en las que algunas se han
transformado en otra empresa más de explotación de sus trabajadores, tan inhumanas
como la que existe en la minería oficial, pero también existen otras que
preservan su esencia solidaria. En este momento se desarrolla un intenso debate
sobre el carácter de estas organizaciones. Se observa el carácter social de las
empresas y se intenta transformarlas en empresas productoras de excedente para
fortalecer el capitalismo. La verdad es
que su existencia es el resultado de la necesidad de generar ingresos para
cubrir la mano de obra excedentaria, expulsada por la crisis económica
capitalista que se reproduce periódicamente, con ello cubre un problema que el
Estado no puede resolver por sí mismo.
El carácter marginal que ha dado origen a su existencia hace
que existan muchos defectos en su manejo que no han sido regulados, así por
ejemplo existe un 30% de cooperativas ilegales[2], que
muestra la incapacidad del Estado para cubrir sus responsabilidades. Hace falta
un reglamento que norme los detalles que están sueltos y dan lugar a todo tipo
de deformaciones y abusos. Lo admirable
es que existan a pesar del ambiente hostil en que se desenvuelven. En la
historia del País no ha existido un solo gobierno que favorezca su desarrollo,
incluyendo el actual. Es el resultado de los esfuerzos del sector que
muestra su vitalidad a pesar de los
difíciles momentos que le ha tocado enfrentar desde su nacimiento. La minería
estatal ha sido cerrada más de una vez, sin embargo esta minería autónoma ha
sobrevivido y está cada vez más fuerte.
Las organizaciones autónomas se esparcen y fortalecen en el
mundo entero con la persistencia de la crisis, son el resultado de la
desocupación generada por el proceso competitivo de las empresas extractivas,
productivas y de servicios, los cuentapropistas organizados, el comercio
marginal, los profesionales libres, los cooperativistas junto a la conciencia
de los asalariados hastiados de la expropiación patronal del producto de su
trabajo están llamados a ser el motor de la actividad reproductiva de la
humanidad en un proceso largo, complejo
y rico en contenido humano.
Bibliografía
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Gestión Participativa, 2016, Cooperativa Gestión Participativa,
Francescone
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Jordán A,
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_______,
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_______,
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Kropotkin,
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Marx y Engels, 1848, Manifiesto del partido comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm,
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Pereda P,
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En las Tierras del
Libertador Grigotá
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