Comentario al artículo “Las ideas sin visión son ilusiones”de Rubén D. León.
Por Álvaro Jordán
La Escuela del Humanismo Superior tiene como objetivo establecer
un diálogo constructivo sobre los problemas que atañen al humanismo superior,
por lo que todos estamos invitados en este círculo a participar para construir
el pensamiento. En este sentido hoy a
modo de romper el hielo quiero comentar brevemente el trabajo presentado por Rubén
D. León con el título de “Las ideas sin visión son ilusiones”, que confío estará
dentro de las normas del dialogo constructivo de las bases del círculo.
Lo primero que se observa es la ilusión de que “los cruceños
se esforzaron por buscar la fórmula política de buen gobierno”. Hay que recordar que la mayoría cruceña del
momento fundacional de Bolivia, esto es los representantes de Cordillera,
Chiquitos y Mojos no fueron reconocidos en la Asamblea Constituyente
fundacional de Bolivia. Santa Cruz desde entonces hasta la fecha ha sido
determinada por los representantes centralistas, nunca por representantes del
pueblo cruceño. Los “representantes cruceños” del férreo centralismo colonial
son los que inútilmente han buscado una formula política de buen gobierno.
La élite cruceña dirigencial no ha hecho ningún esfuerzo
serio en los 180 años del centralismo colonial por unirse al pueblo para conformar
un bloque compacto alrededor de una posición propia. Todos los fracasos de Santa
Cruz se han debido a la falta de unidad interna. De la división interna se
beneficia el colonialismo interno.
El poder central es el responsable de todas las miserias de
nuestros pueblos. Por lo tanto es este poder el que debe ser eliminado para hacer
surgir las políticas económicas, sociales
y administrativas que expresen la voluntad de las bases del pueblo.
Estamos plenamente de acuerdo con el articulista en que “los
ciudadanos fueran siempre el origen y el fin de todas las decisiones políticas”.
Con las decisiones en manos de la ciudadanía de bases se aseguraran
representantes idóneos, se asegurará la transparencia, tan necesaria para
enfrentar la crisis moral y se garantizará un ordenamiento acorde a las necesidades
de los pueblos. No importa que esto se llame autonomía, federalismo o lo que sea. Lo que importa es que exprese
la dignidad de los pueblos integrantes de la unidad, respete la de los demás y
considere nuestro equilibrio con nuestra
Hermana Naturaleza.
Junio 2016.