viernes, 20 de mayo de 2016

Las Amazonas

Las Amazonas.
Por Álvaro Jordán
La mujer, a lo largo del devenir del ser humano, siempre ha estado dispuesta al sacrificio en defensa de sus intereses.
A comienzos de la era de la civilización, los pueblos tenían todavía relaciones correspondientes a la era primitiva, asentadas en relaciones de reciprocidad, con  relaciones matrilineales, matrilocales, matrifocales y matriarcales , sometidas en forma creciente a la presión del poder naciente de  la sociedad patriarcal de la civilización.
En la historia estos hechos figuran en forma oscura, en una nebulosa de fantasías, mezcladas con imaginativas mitologías de dioses, diosas, hombres-dioses y mujeres-diosas incluyendo tumpas, esencias de la naturaleza, monstruos, dragones, medusas, basiliscos[1] y mundos fantásticos.
Por la ausencia de escritura los hechos heroicos de la era primitiva se trasmitían en forma oral de generación en generación por lo que adquirían el carácter de mitos y leyendas, generalmente aceptados como cuentos, producto de la imaginación de dramaturgos, chamanes y cuentistas extraordinarios. Incluso los trabajos de reconocidos poetas-historiadores como Herodoto con “Los Nueve Libros de Historia” y Homero, autor de la “Iliada” y la “Odisea” contienen una mezcla inextricable de hechos y fantasías propios de la época.
Finalmente, los promotores de esta cosmovisión mágica, con el acceso a la escritura, fueron y son los representantes del patriarcado, agentes interesados en deformar, disminuir y en lo posible invisibilizar la terrible realidad escenificada contra la mujer por la imposición del hombre.
Los pensadores racionalistas los entendieron como parte de la realidad vivida por los pueblos en lucha por mantener los valores de la sociedad primitiva, esto es la necesidad de preservar los privilegios femeninos, que eran violentamente agredidos por la emergente sociedad varonil.
La defensa de los privilegios que detentaba la mujer en la era del humanismo primitivo[2] tuvieron un carácter extraordinario por corresponder a un periodo de transición hacia la era de la civilización. En ella nació y se consolidó la conculcación de sus derechos, la pérdida de su libertad y su sometimiento al hombre.
En la etapa, primitiva, se recogían los alimentos directamente de la naturaleza, y la familia se nucleaba alrededor de la mujer por su condición de madre[3]. La función básica del hombre era la procreación, pero generalmente estaba fuera del hogar. En algunas comunidades proveía el alimento, en otras, también era parte de las tareas de la mujer, las relaciones económico-sociales eran diversas con una ostensible caracterización por la preeminencia de la mujer que dio lugar a una cultura ginocentrica en las comunidades.
La aparición del excedente del trabajo proporcionado por la ganadería y la agricultura artificial, generaron la propiedad y el poder, cualidades distintivas de la era de la civilización y que dieron lugar al sometimiento de la mujer a la autoridad del varón como parte del sometimiento de las mayorías a las minorías privilegiadas.
Con la aparición de la propiedad, la competencia entre la mujer y el hombre se fue inclinando por el más fuerte. En una época en que las condiciones personales de destreza física y fuerza eran determinantes para lograr el sometimiento del otro y en que las exigencias de la maternidad soportadas por la mujer condicionaban una vulnerabilidad en ella, favorecieron  la imposición de la autoridad del hombre, por lo tanto las condiciones objetivas transformaron el matriarcado en patriarcado, dicho de una forma general el primitivismo[4] se transformó en civilización.
La dura realidad con la que agredían los hombres a las mujeres, como agentes de las desgracias que les imponían, como directos responsables de las amenazas a su existencia convenció a las mujeres, todavía en el ejercicio del matriarcado, de la imperiosa necesidad de expulsar a los hombres de la sociedad. De esta manera nacieron las sociedades gobernadas exclusivamente por mujeres, que adquirieron el carácter de guerreras, para defenderse de la agresión masculina.
El fenómeno de las mujeres guerreras, corrientemente identificadas como amazonas, no fue otra cosa que los últimos testimonios orales de las confrontaciones violentas en la transición de la era del humanismo primitivo a la era de la civilización.
Fue la defensa de los privilegios del matriarcado contra la terrible amenaza de los hombres por convertir a las mujeres en esclavas, que las hicieron pasar de la condición de reinas de la sociedad que detentaban en el humanismo primitivo, a la condición de propiedad de los hombres que detentaron en la civilización, generando resistencias ,que determinaron su transformación en guerreras del matriarcado, estas fueron las amazonas, defensoras del humanismo primitivo.
Etimológicamente la palabra amazonas tiene distintas interpretaciones, por lo tanto un origen incierto. Puede derivar de un etnónimo iraní, “hamazam”, que originariamente significaba “guerreras”. El griego clásico contiene el a-privativo y mazos-pecho (sin pechos). Del persa “hamazakaran” que significa “hacer la guerra” o de origen asianico: hama, todas y zan, mujeres, “todas mujeres”.
Entendemos a las amazonas como mujeres que vivieron en una determinada época, en la transición hacia el patriarcado, organizadas en territorio propio y separadas de los hombres, con los que tenían relaciones anuales u ocasionales; para asegurar su descendencia visitaban tribus sometidas. A los niños los mutilaban, dejándolos ciegos o cojos para usarlos como esclavos, se los sacrificaba  o se los devolvieron a sus padres. A las niñas ademas de ser adiestradas en el manejo del caballo y las armas, razón por la que se las identificó como amazonas, acostumbraban quitarles el pecho derecho  para facilitar el uso del arco,
Las remembranzas de las Amazonas aparecen registradas en Asia Menor, en Bohemia, África, Grecia, en América y el planeta todo. En los últimos tiempos se revisan y actualizan sus gestas heroicas como antecedentes  de las luchas reivindicativas de la mujer, como aporte importante de estas luchas por la libertad de los pueblos en los inicios de la era de la civilización y como condición indispensable para el éxito en la nueva sociedad humanista que nace. Estamos convencidos de que su libertad y sus derechos sólo serán reivindicados junto a los del pueblo, con el advenimiento de  una nueva sociedad humanista.
En Eurasia, la presencia más frecuente de las amazonas, como no podía ser de otra manera, se presentó en su relación con la emergente sociedad griega, introducida por los indoeuropeos, que las invadían. La condición de sociedad en crisis lleva al criterio generalizado de que siempre las amazonas fueron vencidas por los griegos como sucedió, por ejemplo, con la imposición de los micénicos, sociedad patriarcal indoeuropea, invasora de los minoicos, sociedad matriarcal de la antigua cultura europea, en las islas Cícladas y Creta.
En la historia de Herodoto, se menciona a las amazonas, como que estaban ubicadas a orillas del río Termodonte, al norte de Turquía en la costa sur del Mar Negro, cuya capital se llamaba Termiscira. Relata, que en la guerra de las amazonas contra los griegos algunas fueron tomadas prisioneras, las que al ser trasladadas en tres  barcos, se revelaron y mataron a sus captores, logrando fugar al territorio de los Escitas, los que estaban ubicados a orillas del Mar Negro.
Las amazonas se movieron en Asia Menor aliándose con distintos reinos de la antigüedad, preservando su característica central de estar regidas sólo por mujeres. Eran tribus nómadas, expertas en el uso del caballo, ubicadas generalmente al norte de los griegos.
En la mitología griega las amazonas descendían de Ares, dios griego de la guerra  y de la ninfa Harmonía, diosa de las amazonas. Eran dirigidas por una reina, las más conocidas son Hipólita y Pentesilea.
El texto épico de Quinto de Esmirna comenta en sus posthoméricas[5]: “Las tropas troyanas habían perdido a su máximo guerrero Héctor bajo el poderoso Pélida Aquiles, golpe que solo pudo ser momentáneamente superado gracias a la aparición de las amazonas.  La reina Pentesilea, acompañada de un ejercito de mujeres guerreras de su estirpe, ofreció su fuerza combativa al rey de Troya, Priamo, para apoyar solidariamente la defensa que hacían los troyanos de la hermosa Elena frente a la agresión de los griegos”, a pesar de que éste con anterioridad las había combatido en alianza con los frigios. La reina calculaba un triunfo que le daría mucho poder. Homero registra en la Iliada: en esta larga guerra murió Pentesilea en manos de Aquiles, así como otras doce reinas de las amazonas en defensa de la hija de Zeus, Elena de Troya.
Existen muchas referencias a la existencia de las amazonas en la historia griega expresadas en el arte griego, ya sea como esculturas, cerámicas, pinturas, así como en composiciones poéticas y compendios históricos.
Las Amazonas en América. La invasión europea al continente americano, a partir del 1492, encontró  culturas con distintos niveles de desarrollo. En la Mesoamérica y los Andes se encontraban civilizaciones con un sistema de poder patriarcal consolidado, como fueron los Aztecas en México y los Incas en los Andes, aunque conservaban relaciones familiares heredadas de su antiguo origen matriarcal.
Las selvas amazónico-platense, el Caribe y gran parte de norteamérica estaban cubiertas de pueblos que se encontraban saliendo del humanismo primitivo y entrando a la civilización, ya que habían aprendido la agricultura artificial para satisfacer las necesidades de la sociedad y en algunas partes se iniciaban con la cría de animales como la llama, el guanaco, la vicuña, el pavo y otros. Eran pueblos con fuertes relaciones ginocráticas, mezcladas con relaciones en la que los hombres iban ganando niveles de autoridad. En muchas partes los hombres ya eran reconocidos como jefes de la comunidad, pero dentro de una sociedad con relaciones matrilineales o matrilocales. Todavía se encuentran en la actualidad comunidades aisladas, que a pesar del tiempo transcurrido desde la invasión europea, se han preservado como mecanismo de protección contra el avasallamiento extranjero. Por ejemplo las comunidades guaraníticas de los Simbas en el Chaco boliviano.
Siguiendo el resumen de la doctora en filología hispana, Lola Luna[6], miembro de movimientos sociales y feministas internacionales, fueron cuatro los puntos geográficos referenciales de la existencia de las amazonas en América: Las Antillas, el río Amazonas, el occidente de México y la provincia de los Llanos en el Reino de Granada, registrados por Cristóbal Colón, por Hernán Cortés, Francisco de Orellana y otros
Tomaban formas distintas, según el lugar en que vivían. Eran poderosas mujeres que se movían desnudas, se defendían con las armas de la época esto es el garrote, lanzas, arcos y flechas. En cierta época del año traían hombres para la procreación y la preservación de la población, fuera de esta época estos eran totalmente excluídos de la sociedad. A los niños los abandonaban, los castraban para transformarlos en sus esclavos, los eliminaban,  o los mandaban con sus padres. A las niñas, las conservaban y las cuidaban esmeradamente cultivando sus valores guerreros, su habilidad para la cacería y las labores de campo.
Siguiendo el mito occidental, mucho se ha dicho que le cortaban o le quemaban el pecho derecho a las niñas para facilitar el uso del arco, sin embargo entre los investigadores actuales se impone el criterio de tratarse sólo de una exageración ya que no aparecen en los registros gráficos de la época.
Cristóbal Colón registra las noticias sobre las amazonas en las Antillas en la primera crónica en América, del 1493, en carta enviada a la reina Isabel. Cuando navegaba las aguas del Caribe, en la isla Matinino, en la que encontró que no había hombre alguno, había un grupo de mujeres que llamó “amazonas, las que no usan ejercicio femenil, salvo arcos y flechas”.
Rosalinda Díaz reproduce a E. Jalil Sued Badillo en las “Cacicas Indoantillanas”, 1985, informa:
“el histórico hecho de que por lo menos 37 Cacique en La Española  y 30 en Borinquen, antes de ser sometidas por los conquistadores europeos, las guerreras Taino se auto eliminaron ellas mismas en número sin precedentes, Tal fue su coraje y amor a su libertad.”
Si bien existen otra muchas referencias a las amazonas americanas, la información más completa de las misma la proporciona el Dominico Gaspar de Carvajal, en su crónica “Descubrimiento del río de las Amazonas”, quien inicialmente integró la expedición de Gonzalo Pizarro dirigida a las nacientes del rio Marañón en procura del árbol de la canela, pero luego del encuentro con el capitán Francisco de Orellana en el pueblo de Quema  pasó a formar parte de esta hueste hasta la finalización del recorrido que éste hizo del río, en el 1542, al que posteriormente se le dio el nombre de río Orellana y finalmente quedo con el de río Amazonas.
Ya en el primer tercio del recorrido del rio, en la región dominada por el cacique Aparía, Fr. Gaspar de Carvajal recoge Informes de la presencia de mujeres guerreras, que denominaron el río Amazonas, así como la existencia de riquezas en pueblos ubicados corriente abajo del río. Efectivamente Pasando un par de leguas del Rio Negro Orellana entró a un pueblo que tenía una plaza grande y en  medio había un enorme tablón con distintas figuras bellamente labradas, que el cacique explicó era el lugar en el que las amazonas hacían sus adoraciones en memoria a sus dioses Dijeron que se trataba de mujeres guerreras cuyos pueblos estaban formados únicamente por mujeres y se ubicaban más o menos a ocho jornadas al sur de la costa. Los pueblos en el que se encontraban solo eran pueblos sometidos y tributarios de las amazonas. Más adelante la hueste de Orellana tuvo que enfrentarse con pueblos que se resistieron a la presencia de los españoles. Resistencia que efectuaron con la participación de mujeres guerreras que aparecen como comandantes de los pelotones de indios. El dominio de Las Amazonas llegó a alcanzar hasta ciento cincuenta leguas a lo largo del río.  
Fueron muchos los testimonios que dejaron registrados los primeros conquistadores de América sobre la existencia de las amazonas. Entre otros, solo a modo de ejemplo, podemos mencionar el relato recogido por el propio  Hernán Cortés de un  capitán enviado a la conquista de la región del México occidental, conocida como Nueva Galicia. Allí encontró un pueblo llamado Ciguatán poblado exclusivamente por mujeres, al que van mancebos de la región durante cuatro meses para servirlas en todo lo que ellas les manden.
Generales.- En general la matrilocalidad es una de las muchas maneras en que se expresa la permanente vigencia del contenido humano del ser. Tomemos como ejemplo el resumen de las conclusiones de  investigaciones presentadas por la Dra en Antropología Jian Li[7] en su trabajo “Las sociedades matrifocales en clave antropológica de 28.01 2011. Comentando los extensos trabajos de R. Smith realizados entre el 1951 y 1955 indica que la estructura familiar de Guiana podía definirse como matrilocal, en que la madre de hecho normalmente es la líder de la casa aunque el padre legalmente es la cabeza de familia, donde el varón normalmente se mantiene al margen de las complejas relaciones internas del grupo. Refiriéndose a las investigaciones de Chiñas B. muestra que en Zapoteca, la madre ocupa la centralidad cultural legitimada por la sociedad y que la mujer ejercita un poder y autoridad de parentesco, económico y social fuerte, y que las relaciones entre marido y esposa tienden a ser remarcablemente equitativas, esto es de mayor contenido humano
Se puede afirmar que existe una interpretación histórica sesgada sobre la participación de la mujer en la sociedad de parte de la cultura occidental, El colonialismo occidental en América, África y el mundo entero ha profundizado la imposición masculina con una pérdida de poder sociopolítico y económico de las mujeres. En gran parte de estos espacios se tenía una cultura fuertemente matricéntrica  en la organización familiar. El sistema permitía a las mujeres asumir posiciones de poder y autoridad, que fue suprimido con la imposición colonial.
El resumen de las amazonas aquí presentado corresponde al ajuste que hizo la sociedad de la era primitiva en la transición a la era de la civilización. Expresa la defensa que hicieron las mujeres en su condición de guerreras de sus privilegios ante el avasallamiento de los hombres que impusieron el patriarcado, es decir que de la hegemonía femenina se pasó a la hegemonía masculina.
Si bien la era del humanismo primitivo en general corresponde a una sociedad matriarcal, estaba asentada en relaciones de reciprocidad, resultado de la evolución concretada a lo largo de la era de la humanización, que concluyó en la condición humana del Homo sapiens.
Siguiendo el pensamiento de Dominique Temple: “Los valores humanos  nacen, justamente, de la reciprocidad con el otro y con la naturaleza”, aseveración que nos permite asegurar que se está frente a sociedades humanistas, ya sea con estructura familiar,, tribal o comunitaria, en las que se dieron relaciones  algunas veces matrilocales, otras matrilineales, matrifocales o francamente matriarcales, en la que el hombre correspondientemente juega distintos papeles. En todo caso la economía de sobrevivencia, esto es de abastecimiento natural, nos permite identificar una sociedad de economía primitiva que conjugada con la existencia de una fuerte participación de la colectividad,nos  permite identificarla como un humanismo primitivo.
La economía de la reciprocidad  distribuye solidariamente los alimentos mediante el don, visto así es una relación entre el donante y el receptor, si bien es una obligación moral, también es ejercido en forma voluntaria guiado por principios de equidad. Pero no hay razón para pensar en una distribución igualitaria como sostiene el marxismo
En la sociedad del humanismo primitivo hubo una franca supremacía de la mujer sobre el hombre, dentro de relaciones de reciprocidad. Fue en la transición, cuando la mujer en su condición de guerrera ejerció el poder deshumanizado. Por el contrario en la era de la civilización se produce desde sus inicios una era deshumanizada a causa del poder ejercido por el hombre.
En la actualidad la humanidad se encuentra inmersa en una crisis generalizada del sistema de poder. Cualquier intento de perfeccionamiento económico incrementa gravemente los problemas sociales, los que conjuntamente con la agresión descontrolada de la naturaleza lleva a la humanidad a su destrucción, es decir que se hace imprescindible la eliminación del sistema de  poder y su reemplazo por un sistema humanista en el que tanto la mujer como el hombre en un dialogo constructivo y creativo de bases construyan ina nueva sociedad asentada en el respeto humano y de la naturaleza.
La eliminación del sistema de poder implica su reemplazo por una nueva sociedad asentada en relaciones profundamente humanistas, armoniosas y pacíficas, a las que se suman los adelantos de la ciencia, la tecnología y la defensa de la naturaleza. La imperiosa necesidad de distinguir la nueva sociedad humanista de las usos abusivos que han hecho de este concepto las ideologías sectarias del poder creemos justo y necesario dar a la nueva etapa emergente el nombre de humanismo superior.

Bibliografía
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Bachofen J, 1861, El Matriarcado, Madrid, Ediciones Akal S. A. 1987
Calero Secall, 1991, Los epítetos femeninos en las Posthoméricas de Quinto de Esmirna. Disponible en: http. 2016
Engels, F, 1983, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, La Paz, Renovación Ltda., 1983
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Homero, La Ilíada, Ediciones La Cueva, 2016
Homero, La Odisea, Ediciones La Cueva 2016.
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Jordán, A, 2012, Humanismo primitivo, civilización y humanismo superior
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Rosalina Díaz, Las Amazonas de Matinino, VOLUME 3, NUMBER 2, JOURNAL OF THE MOTHERHOOD INITIATIVE,
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Sara, 2012, LAS AMAZONAS EN LA MITOLOGÍA GRIEGA, http://html.rincondelvago.com/las-amazonas-en-la-mitologia-griega.html, 2016.
Sued Badillo, 2011, 5º Centeneario de la Rebelión Taina, (1511/2011),
Temple, D, 2003,Teoría de la reciprocidad, T I, La reciprocidad y el nacimiento de los valores humanos, Edit. Garza Azul, La Paz,
 Wolff-Postler, Las Amazonas y la Guerra de Troya
En las Tierras del Libertador Grigotá
Mayo 2016




[1] Símbolo del odio, la crueldad y la muerte. Con forma mixta de gallo, serpiente y sapo, de carácter infernal y guardián de los tesoros.
[2] Aquí llamamos humanismo primitivo a lo que Morgan y Engels llamaron salvajismo. La civilización la identificamos con la aparición del excedente del trabajo y el poder, y comprende la barbarie y la civilización de Engels. Ver “El origen de la familia…”
[3] Johann Jakob Bachofen, 1861, El derecho materno, planteó que el matriarcado fue el régimen más antiguo que existió
[4] Jordán, A,2012 Humanismo primitivo, civilización y humanismo superior
[6] Luna, L, 1982, LAS AMAZONAS EN AMÉRICA*, Universidad de Barcelona, (p 285)

[7] Jian Li, 2011, Las sociedades matrifocales en clave antropológica,

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