Cooperativismo minero en Bolivia
Por Álvaro
Jordán
Audiencia de Charcas es el
nombre que dieron los españoles a la colonia, que después de 15 años de
cruentas luchas independentistas se transformó en lo que ahora llamamos
Bolivia.
Bolivia, en lo internacional,
resultó conformando parte del sistema mundial del poder en condición de colonia
económica de distintos centros imperiales: sucesivamente Francia, Gran Bretaña,
Estados Unidos de Norteamérica y otros.
En lo interno, con una
dirigencia encerrada en aspiraciones mezquinas, sin ninguna pretensión de aspiraciones
del conjunto, fue la causa de la pérdida de más de la mitad del territorio, siempre
vendido para el beneficio oligárquico.
Lo más aberrante de esta
dirigencia vendida fue la marginación de la mayoría de la población en
condición de bárbaros y sin ningún derecho ciudadano. No existen datos fiables
de la población indígena de aquella época ya que todo lo que se encontraba más
allá de las goteras era propiedad de quien tuviera capacidad para poseerlo, sin
mayor importancia para la estadística oficial, particularmente el devaluado indígena. Sin caer en exageraciones se puede
decir que la población boliviana en el 1825 era de este origen en más de
un 90%.
De esta masa indígena se alimentó
y se alimenta la minería boliviana y en general el trabajador campesino y
urbano en un proceso de mestizaje creciente.
Las cooperativas mineras son
una forma de organización productiva de la minería, que emerge de la misma crisis
de la minería, esto es de la incapacidad de la minería formal para garantizar
las fuentes de trabajo, y, las que garantiza, son en condiciones infrahumanas.
Es un trabajo personal que posibilita la producción en parajes en los que la
empresa privada o estatal no alcanza costos competitivos.
En la forma de trabajo libre
ya apareció con la minería colonial en el Cerro Rico de Potosí. A causa de los
salarios miserables que recibían, debían complementar sus ingresos trabajando
por cuenta propia más allá de las horas de trabajo, generalmente los fines de
semana, fueron conocidos con el nombre de kajchas. Esto fue lo que
posteriormente se conoció como
cuentapropistas, o sea trabajadores libres que entregaban su producción a
rescatadores o comerciantes mayoristas. De esta manera el empresario se
beneficiaba con una producción de muy bajo costo ya que no estaba regida por un
salario. El trabajador ante la necesidad de cubrir las demandas de su familia
hacía un trabajo de esfuerzo extraordinario y su producción la entregaba a un precio establecido abusivamente por el
rescatador.
El
primer impulso significativo hacia las formaciones cooperativas se dio con la
crisis mundial de la economía, del 1929. La minería internacional en Bolivia
cerró todos los frentes mineros no productivos y en compensación entregó
algunos a los cuentapropistas. En la época del nacionalismo revolucionario se
estatizó la gran minería, se formó la empresa estatal llamada COMIBOL y se creó
la caja nacional de seguridad social, con lo que se despedía a los mineros con
silicosis de tercer grado antes que reconocerles los beneficios por enfermedad
ocupacional, y se los asignaba en compensación al sector cooperativista, el que
fue regulado por ley, del 13 de setiembre de 1958 y agrupados en la
Federación de Cooperativistas Mineros (Fencomin).
Otro impulso
importante fue la política de relocalización de mineros, con la que se expulsó
a más de 20.000 mineros, que también fueron a formar los núcleos de cocaleros
del Chapare, proveedores de coca para el narcotráfico internacional, y para el
fortalecimiento de la democracia burguesa, la que desmontó COMIBOL y consolidó
las empresas extractivas en la minería cooperativista al entregarles frentes de
trabajo y traspasársele maquinarias pesadas e ingenios.
El sector cooperativo es el
resultado de la búsqueda de algún modo de vida, marginal, de los propios
trabajadores. Simultáneamente el sector capitalista privado y estatal se han
beneficiado permanentemente de él: 1. Económicamente, al promover un sector
trabajador al margen de las exigencias legales, por lo tanto de producción
barata y generador de divisas internacionales. 2. Socialmente, al establecer una
vía de escape a la presión social ante las exigencias de trabajo del sector de
mineros desocupados, también han sido utilizados en la conformación de las
bandas de narcotraficantes internacionales asentados en la producción de coca
del Chapare, finalmente se convirtieron en la bese social del colonialismo
interno conocidos hasta hace muy poco con el nombre de Confederación de
colonizadores, propiciado por la nación-estado colonial, racialmente blancoide
y ahora asociado con el racismo aimara, 3. Políticamente fortalecieron el
sector de poder capitalista al incorporar el cooperativismo al sector
empresarial.
De este proceso han
participado y se han beneficiado todos los gobiernos que se han sucedido, hasta
la actualidad, más concretamente, en beneficio de la oligarquía, tanto del
capital estatal como del capital privado, y fundamentalmente, en beneficio del colonialismo interno de la
nación-estado.
Las
cooperativas mineras, organizaciones de bases asentadas en principios
cooperativistas[1] de solidaridad, igualdad, reciprocidad,
equidad, finalidad social y no lucro de sus asociados, inmersos en las
imposiciones del poder del Estado fueron totalmente desvirtuadas y
transformadas en otras empresas beneficiarias del sistema de explotación
capitalista, con todos los defectos que el sistema tiene.
Por su potencial político,
por su inserción en las comunidades campesinas y por la importancia de su actividad productiva los cooperativistas
se transformaron en parte de la política de cambio del gobierno del MAS, en el
cual, en sus inicios, fueron parte del poder decisorio político. Sin embargo
pronto entran en contradicción con los intereses de la Central Obrera
Boliviana, quienes denuncian el carácter empresarial, asociado con las empresas
mineras transnacionales, lo que plantea una contradicción interna con el
gobierno nacionalizador. Aparecen otros problemas como la existencia de
trabajadores no asociados dentro del cooperativismo, resultado de la
transformación capitalista del sector, cuya regularización decide el Gobierno al
imponer su sindicalización, por supuesto desvirtuando el espíritu
cooperativista de no-explotación de su personal. También causa muchos reclamos
los impuestos de privilegios del sector, conceptualizados como compensación por
el supuesto principio de no lucro de la actividad cooperativa.
Evidentemente el
cooperativismo había entrado en un campo de contradicciones entre los
propósitos empresariales y los principios cooperativistas, en los que el Estado
tiene muy poca rédito económico.
Por otro lado el Estado
tiene apenas una empresa minera deficitaria, Huanuni, con 5000 trabajadores, transformados en una
pesada carga económica para el pueblo y que en tiempos de crisis es de un
peligro explosivo para el gobierno, mientras que en las cooperativas ya llegan
a 200.000 mineros, que sumados al conjunto familiar representan un enorme caudal político que el Gobierno no puede
despreciar.
El cooperativismo se ha
transformado en otro campo de lucha política entre los sectores capitalistas
(estatales y privados) y los antiguos promotores del cambio muchos ya
expulsados del gobierno y otros que todavía sobreviven en él. Por otro lado,
internamente se debe definir la contradicción existente entre la dirigencia
explotadora y la mayoría de trabajadores explotados.
Evidentemente la crisis
mundial, iniciada el 2008, recién está mostrando sus efectos en Bolivia, la
disminución de los precios de las materias primas está agudizando el clima de
violencia en el País. Antes, estas contradicciones existían, pero el auge
económico generaba ingresos suficientes para que todos los sectores se sientan
satisfechos, es ahora, con la crisis, que los ingresos se tornaron conflictivos
y la violencia aparece crudamente con cuatro cooperativistas asesinados por el
aparato represor del Estado y un viceministro
asesinado por los cooperativistas. Evidentemente el juego entre la
política de cambio y la de praxis capitalista del gobierno debe enderezar
rumbos en búsqueda de una ruta más tranquila.
La nueva ley, Ley 535 de
Minería y Metalurgia, aprobada por el Gobierno intenta por un lado controlar la
asociación de los cooperativistas con el empresariado, situación a la que se ha
llegado al margen de la Constitución ya que ello es prerrogativa del Estado. Los
cooperativistas tendrían contratos ya en ejecución hace bastante tiempo con
empresas nacionales e internacionales.
Otros aspectos conflictivos
son la existencia de trabajadores sometidos a la explotación capitalista. Está
en abierta contradicción con el espíritu cooperativista, por lo tanto debe
prohibirse, todos deben convertirse en socios de la cooperativa
Evidentemente la actividad
minera cooperativa ha estado sometida a la manipulación de los intereses
capitalistas en procura del excedente que produce, ya se sea en manos de
rescatadores ambiciosos, convertidos en dirigentes cooperativistas y finalmente
en empresarios cooperativistas. Todo ello promovido desde el Estado en el afán
de incorporar las cooperativas al sistema capitalista; como por ejemplo se
puede mencionar la entrega de equipos de Comibol para promover la formación de
empresas cooperativistas y de frentes de trabajo a cambio de la entrega de la
mina, con el nombre de Comsur, al expresidente Sánchez de Lozada.
Otro aspecto que no se puede
dejar de mencionar es el ineficaz control de las regulaciones ambientales y de
los riesgos ocupacionales al que se exponen los mineros, los que no se cumplen
en, aproximadamente el 80% de las cooperativas, por un lado, resultado del afán
economicista de la explotación minera y por otro lado, por la falta de eficacia
de los inspectores ocupacionales.
Es claro que el propósito
del poder estatal en esta primera etapa de confrontación violenta es eliminar
los contratos de asociación empresarial para lograr un control económico mayor
del sector e imponer un control político del mismo
El sector cooperativista
minero ha alcanzado dimensiones sociales importantes que hace muy difícil, sino
imposible, eliminar su poder social y económico. Además existen otros sectores,
particularmente de servicios, ahorro y crédito, comercio con los que pueden
reforzar sus posiciones, como es la resistencia ya planteada del incremento de
los aportes económicos de los socios cooperativista para ampliar el poder de
control del Estado a las mismas cooperativas, la solidaridad de los
transportistas, igualmente se pueden encontrar coincidencias de contenido
humano con los sectores nativos marginados por la consolidación extractivista y
dependiente del Estado centralista y colonial
Son luchas de las bases
sociales, muy importantes, que están demandando un cambio de fondo, que
cuestionan el centralismo del poder vertical en un ambiente de demandas autonomistas.
Las bases a nivel regional,
departamental, municipal y de comunidades exigen una participación equitativa
en la distribución de los ingresos, hasta ahora apropiados por el Estado y el
capital.
La corrupción, la
delincuencia y el crimen organizado, creciente y generalizada expresada en los
círculos burocráticos y privados incluyendo el judicial, policial y empresarial
demandan cambios profundos en los mecanismos de administración, control,
vigilancia y del uso de los recursos económicos.
En resumen, se trata de un
detalle boliviano de la crisis mundial del sistema de poder del capitalismo. Al
igual que el mito de Casandra los teóricos, consejeros y especialistas del sistema presagian y están de acuerdo en
estar desandando hacia un fatídico final, cuyo camino inexorablemente deben
continuar hasta su culminación.
Bibliografía:
Betancourt, O, 2007, La
apropiación de la figura del kajcha en la historia de la Villa Imperial de
Potosí de Arzáns de Orsúa y Vela, Revista Iberoamericana, Vol. LXXIII, Núm.
220, Julio-Septiembre 2007, 437-452, University of Southern California, 2016.
Iriarte A, Casandra, http://antiqua.gipuzkoakultura.net/pdf/Cassandra.pdf,
2016.
Jordán A, 2012, Cooperativistas asalariados y comunitarios,
Ley general de cooperativas, Ley nº 356 de 11 de abril de 2013
http://www.mintrabajo.gob.bo/Descargas/DGPPFPPC/Ley_general_de_cooperativas_y_reglamentacion.pdf.
2016
Ley de minería y metalurgia,
Ley n° 535 ley de 28 de mayo de 2014,
http://www.cedla.org/sites/default/files/Ley535%20Mineria%20Metalurgia.pdf.2016
Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia. 25 de enero de 2009
En las Tierras del Libertador Grigotá
Agosto 2016