jueves, 17 de mayo de 2012

Colonialismo, Caranda y El TIPNIS


Por Álvaro Jordán    
De los distintos colonialismo que ha padecido nuestro pueblo, el más nefasto es el que históricamente ha sufrido y sufre internamente, conocido como colonialismo interno, también lo llaman neocolonialismo, los más conciliadores lo llaman centralismo y sus promotores, en su forma edulcorada, lo llaman Estado benefactor.
Durante la colonia española, la metrópolis castellana robaba la plata del cerro de Potosí, mientras la administración colonial se enriquecía con el trabajo esclavo de  los nativos, los que sostenían la producción agrícola que alimentaba a los mitayos, es decir, son los que antes fueron dueños de las riquezas, que luego los animalizaba.
La apoteósica lucha por la libertad, de 300 años, de los pueblos de la cuenca amazónica-platense, aglutinados por las etnias del antiguo Kandire[1], luchas recogidas por la historia épica de la Chiriguanía Libre, fue ahogada por las victorias de último momento, de Bolívar y Sucre, cuyos éxitos fueron, en una parte importante, el resultado de los 5000 mercenarios europeos y pertrechos militares que puso el gobierno británico a disposición del “Libertador Bolívar”. Así entre comillas porque, del colonialismo español, llevó a América a la dependencia británica.
En el periodo republicano, la expropiación de las riquezas de los pueblos nativos se disputaron los distintos centros imperiales europeos, beneficiando finalmente, como efecto de las guerras europeas, al nuevo imperio norteamericano. En el entremedio, se enriquecían los administradores del nuevo régimen de explotación, algunos herederos mestizos del antiguo coloniaje español, los descendientes de los mancebos de la tierra, transformados en la oligarquía republicana. El pueblo marginado del campo y la ciudad continuó sometido al doble abuso del colonialismo externo y el interno.
 Ya agotadas las propuestas de la civilización occidental, resurgen en las postrimerías del último siglo, las  ancestrales experiencias de los pueblos kandirenses[2], de contenidos humanistas y naturalistas con su despliegue de renovadas ofertas de convivencias, de amistad, de esperanzas en una nueva vida, un vivir mejor, respetuoso de nuestras diferencias y nuestra libertad.
En la cresta de estas luchas se encaramó un nuevo partido centralista, más centralista que los anteriores. A nombre de los cambios se apoderó del Gobierno el actual presidente del Estado plurinacional, hasta el adjetivo de plurinacional es cínico porque lo que se ha impuesto es un Estado aimarista, esto es un Estado con el poder hegemónico de  cultura aimara sobre el conjunto de naciones que conforman la totalidad nacional, esto significa que se ha consolidado un colonialismo interno apoyado en la burocracia partidaria, las fuerzas armadas[3], la policía y, en lo económico, en los capitalistas cocaleros del Chapare, sus comercializadores internacionales y la banca, todos constituyendo el insaciable poder del Estado.
Éste es el poder que exige vasallaje al resto de la población: Caranda, Buenavista, Don Diego, El Naranjal,  son el símbolo de cientos de pueblos y comunidades dispersas en la heredad territorial, que ya tienen más de 50 años[4] entregando sus riquezas petrolíferas y gasíferas al colonialismo y hasta ahora siguen condenadas en la miseria, no disponen ni siquiera del uso doméstico del gas que producen, muchas no tienen agua potable, menos pensar en viviendas dignas, educación y salud. Pero son muchos los burócratas que siguen enriqueciéndose con las riquezas de los nativos, a nombre del Estado benefactor, particularmente en La Paz.
El TIPNIS simboliza una lucha mucho más profunda. Es la lucha de David contra Goliat. David representa la lucha de los pueblos sometidos, los marginados de la humanidad, los nativos integrados con la naturaleza que reclaman su derecho humano a vivir como ellos consideran que hacen su felicidad. Al mismo tiempo, increíblemente desde el fondo de la historia de nuestros ancestros de Kandire, trasmite a la humanidad un mensaje de esperanza, nos muestra un camino por una vida mejor de esencia humanista en equilibrio con nuestra hermana La Naturaleza. Goliat representa la fuerza bruta, es el colonialismo, que impone la expropiación de nuestras riquezas, es el monstruoso Estado, que disimula la coerción irracional con las leyes y la justicia para imponer el colonialismo interno y externo, para concretar una carretera para los cocaleros ansiosos por apropiarse de las tierras de los nativos del Parque Nacional del Isiboro Sécure, para el uso de los narcotraficantes que surten el mercado brasileño y europeo, en definitiva  es para el tránsito del comercio transnacional del Brasil con el mercado de las inmensas costas del Pacífico. Como ya lo anunciamos con la VIII[5] marcha en defensa del TIPNIS: El TIPNIS simboliza el enfrentamiento de las corrientes que a nivel internacional representan el sistema de apropiación del producto del trabajo ajeno[6], ya caduco, en contraposición a la emergente corriente nativa de contenido humanista y naturalista.
En las tierras del Libertador Grigotá, 17 de mayo, 2012

[1] Jordán, A., 2005, Kandire origen y evolución del llano boliviano, Edit. Universitaria, Santa Cruz.
[3] Las fuerzas armadas y el Ministerio de Gobierno consume el 50% del Presupuesto Nacional
[4] Las comunidades del sur ya tienen más de 80 años de entrega de sus riquezas.
[5] Jordán, A., 2011, Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, http://humanismochane.blogspot.com/2011_08_01_archive.html, 2012.
                                       [6] Capitalismo privado, mixto y estatal.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Fascismo o Humanismo Superior



Fascismo o Humanismo Superior
Por Álvaro Jordán
La humanidad toda y, en ella, cada individuo en particular, nos encontramos todos cada día más inmersos en una horrenda  borrachera de poder que socaba nuestra dignidad, nuestra ansias de libertad, nuestras esperanzas de felicidad y amenaza nuestra existencia.
A partir de la crisis del poder, resultado del agotamiento del sistema productivo capitalista[1], ya sea éste privado o estatal, como expropiador del excedente del trabajo ajeno, se viene consolidando una desembozada fascistización de los Gobiernos del Planeta en un esfuerzo por lograr  la protección de sus riquezas y privilegios.
En la medida que estos gobiernos ajustan sus políticas para preservar su sistema de explotación, lanzan a la calle nuevos ejércitos de desocupados, como sucede con España, Italia y Grecia, consolidando nuevos Estados ultraconservadores. En la medida que quieren ajustar sus abastecimientos energéticos, aprovechando los reclamos populares contra las satrapías árabes, se consolidan nuevos gobiernos militares al servicio del sistema de expropiación de los excedentes, como en Egipto, Libia y todos los de la llamada Primavera Árabe.
 Los Estados “democráticos” de Norteamérica y Europa invaden pueblos miserables como Afganistán con el pretexto de combatir al terrorismo de Osama Bin Laden, pueblos de culturas milenarias, como el de Irak, con el falso pretexto de controlar la expansión de las armas nucleares, desenmascarando así su militarismo colonial.
En América, las luchas de los pueblos por mejores condiciones de vida se ven atrapadas por las falsas ofertas democráticas de caudillos militares a nombre de renovadas propuestas de socialismo, como los gobiernos militares del Comandante Hugo Chávez y del Comandante guerrillero Daniel Ortega. La fracasada izquierda tradicional logra camuflarse con un nuevo ropaje de humanismo indigenista y ambientalista para imponer nuevas dictaduras del capitalismo estatal, como en Bolivia.
Renacen los viejos problemas coloniales, irresueltos, como es la ocupación de las Malvinas por Gran Bretaña, la ocupación del Litoral Boliviano por Chile, la disputa por el mar territorial entre Perú y de nuevo  Chile, nuevos puntos de fricción fronteriza a causa de la eliminación por Colombia de refugios de terroristas en los territorios de los gobiernos izquierdistas de Ecuador y Venezuela. Se reabre el conflicto del archipiélago de San Andrés entre Colombia y Nicaragua. Se crean nuevos roces fronterizos entre Nicaragua y Costa Rica. Y tampoco se debe olvidar la formación de milicias populares y paramilitares en Venezuela y Bolivia.
En el periodo de Lula, en el Brasil, el presupuesto militar creció en un 50%[2]. Bolivia, País declarado constitucionalmente como pacifista, ha programado para el año 2012 un presupuesto del Ministerio de Defensa del 25,1 % y del Ministerio de Gobierno del 23,6%, haciendo un total del 48,7% mientras que sólo asigna para el Ministerio de Educación un 4,1% y para el ministerio de Salud y Deportes un 8,4%, con lo que el Estado plurinacional de Bolivia está mostrando su carácter represivo y violento, recordemos la matanza en Pando, la invasión de hordas paramilitares a Santa Cruz, los muertos de la Calancha, entre otros; es el menosprecio por la educación de un pueblo analfabeto, que es mayoritario en el campo y los anillos de pobreza urbana, y por la atención de la salud, cuya miseria de cuerpos moribundos y  desparramados en los pasillos de los hospitales agreden toda conciencia humana, además de su  despreocupación por el sector productivo y alimentario al asignar sólo el 1,2 % al primero  y 6,6% al segundo, en un pueblo con una informalidad que alcanza el 80% de la fuerza laboral.
El poder hegemónico se ve cada día más desesperado a causa de la creciente escasez de los recursos naturales, y con la crisis del 2008 mantiene su agresividad, la economía de los Estados Unidos de Norteamérica apenas se sostiene a costa del incremento de los desocupados y de los recortes del gasto público. La Unión Europea hace malabarismos para intentar, desesperadamente sostener la unidad que se desmorona. Francia y Alemania están planteando el establecimiento nuevamente de las fronteras nacionales para impedir la masiva migración interna que se produce a causa de la crisis de España, Grecia e Italia. Se plantea la posibilidad de reintroducir las monedas nacionales. Los índices de crecimiento promedio están estancados y el crecimiento de China ha empezado a disminuir.
América Latina es la región que todavía tiene índices de desarrollo aún envidiables, aprovechando que el achicamiento de las reservas de las materias primas, las han encarecido, beneficiando a los países productores de éstas, los que son precisamente los de América Latina. Pero también la crisis los amenaza, ya que el achicamiento de la producción mundial disminuirá su demanda y se avizora una disminución de los precios de éstas y con ello, su crisis.
Ante el empequeñecimiento de los recursos, ante los irrefrenables y amenazantes reclamos populares por trabajo y contra la delincuencia y ante la falta de propuestas de políticas que den solución a la crisis del sistema cada vez más militarizado, la única alternativa posible, de contenido humano, es la sustitución del poder decadente, sostén de las riquezas ilegitimas, por una nueva cultura que reivindique la defensa de la paz, que preserve la libertad, respete la riqueza de las diferencias humanas y su equilibrio con la naturaleza.
Una nueva política humanista, del Humanismo Superior, requiere una economía que reconozca el derecho de cada ser viviente al disfrute personal de las riquezas del mundo, para ello es indispensable una distribución equitativa del producto de su trabajo, que nadie se apropie del resultado del esfuerzo personal. Es una necesidad existencial para preservar la vida, con bienestar y en equilibrio con el medio.
El bienestar humano está estrechamente vinculado al equilibrio  con la naturaleza. El humanismo superior desprecia toda política servil que no respete la dignidad humana, por lo tanto rechaza el adulo hipócrita a la “Madre Tierra”. Con la naturaleza, la que es mucho más integradora que “La Madre Tierra”, debe existir una relación de equilibrio horizontal, la naturaleza debe ser querida como nuestra Hermana, de cuya existencia depende la nuestra, es una herencia sagrada de nuestros ancestros kandirenses[3].
Las diferencias irreconciliables entre los intereses de distintos sectores económicos, sociales y culturales exigen una reestructuración administrativa al servicio de las bases, sustentadas en el diálogo y respetuosa de las diferencias, con lo que se hace indispensable la desaparición de la  verticalidad del poder y su reemplazo con una autoridad surgida y controlada desde abajo.
Estos cambios no violentos se van haciendo cada día más factibles, gracias el acelerado incremento del conocimiento, facilitado por su intercambio mundial en tiempo cero y por el vacío que va surgiendo como resultado del creciente debilitamiento del poder que nos agrede. Solo está faltando la organización, la que la humanidad no se atreve todavía a encarar con decisión para consolidar, por fin, la era del Humanismo Superior.
En las tierras del Libertador Grigotá, 1º de Mayo del 2012

[2] Leger S., R. 1992, El planeta en la encrucijada: Gastos militares, sociales y crisis ecológica, Icaria Editorial, España.
[3] Jordán, A., 2012, Aporte cultural de la cosmovisión kandirense. http://humanismochane.blogspot.com/2012_04_01_archive.html.