jueves, 25 de marzo de 2010

Símbolos de la hegemonía aimara


                            Por Álvaro Jordán
Acatando la instrucción del presidente Evo Morales, el comando en jefe de las fuerzas armadas anunció el 18 del presente mes la incorporación de un nuevo lema y una nueva insignia en las fuerzas armadas, a partir del 23 de marzo del presente año. Evidentemente será esta insignia el símbolo que representará al país en remplazo del tradicional Escudo de Armas de Bolivia.
Tanto el escudo de Bolivia que se quiere suprimir como la nueva insignia son la expresión simbólica del contenido íntimo de las aspiraciones del poder dominante en el país. El primero es expresión del colonialismo altiplánico en el afán republicano por imponer la cultura andina y el segundo es expresión del colonialismo aimara en su determinación imperial de sometimiento de las otras naciones del país.
El escudo, hasta el 2004, estaba totalmente cargado de elementos de la cultura altiplánica, adornados con una simbología europeizante, expresión del servilismo a potencias extranjeras que ha caracterizado a los gobiernos andino-coloniales de la república y al ejército, que los ha servido incondicionalmente.
Escudo de Bolivia
Al calor de reclamos de los pueblos de tierra adentro, recién el 20 de julio del 2004, se incorporó un elemento de naturaleza llanera, la palmera, perdida dentro de un atadijo de símbolos altiplánicos y adornos imperiales, manifestación de un completo desprecio a la multiculturalidad de la totalidad boliviana.
El gobierno del movimiento al socialismo, desarrollando la ideología de la hegemonía aimara y siguiendo la  línea plurinacional incorporada en la nueva Constitución Política del Estado (CPE), ha dispuesto una nueva insignia para las fuerzas armadas y la policía boliviana cuya base es la Wiphala aimara, presentada por las primeras autoridades del país como símbolo de unidad del Estado Plurinacional 
Nueva insignia militar
La nueva insignia militar tiene en el fondo la bandera aimara, sobre ella un sol tiwanacota, asentado sobre armas nativas. Está rodeado por arreglos florales de patujú al lado izquierdo y de kantutas al lado derecho, ambas enlazadas por una angosta cinta con los colores de la antigua bandera boliviana.
El presidente Morales ha explicado que los cuadros de la Wiphala representan la unidad de la diversidad nacional que conforma el país. 
Aparte del dudoso origen nativo de la Wiphala, los 49 cuadros no tienen ninguna relación con las 36 naciones reconocidas constitucionalmente[1], si agregamos a los afro-bolivianos[2], suman 37, con los mestizos no reconocidos en la CPE suman 38, o de otra forma, si los sumamos repartidos en los nueve departamentos se llega a 46. Aunque agregemos los territorios perdidos frente a los cinco vecinos, suponiendo una secreta aspiración patriota del Presidente,  jamás igualamos la cifra de 49 naciones representadas en la bandera aimara.
Para ser serios el gobierno debe hacer una explicación coherente y la unica que cabe es que la bandera aimara, la Wiphala, la bandera representativa de los múltiples aillus que constituyen el altiplano se ha impuesto como expresión de la supremasía del poder de la nación aimara sobre el resto de naciones.
Para las naciones de los valles y llanuras, la bandera aimara, no recuerda otra cosa que las repetidas intenciones del Tawantinsuyu de agredir y someter a sus pueblos. Jamás fue bandera de las naciones de la cuenca  amazónica y platense. La historia registra, entre otras, las gloriosas luchas de liberación de la federación llanera bajo el mando del Libertador Grigotá frente a la invasión del ejército de Waina Kapak entre los años del 1513 y 1521. Es decir que la bandera aimara es una presencia arrogante del conquistador. En lugar de consolidar la unidad de Bolivia no hace otra cosa que reavivar en el sentimiento de los pueblos amazónico y platense la permanente agresión colonial del altiplano, expresada en una humillante insignia y que compromete la imparcialidad que debiera caracterizar a las fuerzas armadas y la policía boliviana respecto al conjunto del país.
En la nueva insignia impuesta a las furzas armadas y la policía boliviana también se ha colocado en la parte central un sol tiwanacota como símbolo de la hegemonía cultural que se pretende imponer a las naciones del conjunto boliviano, afirmando una vez más la determinación del gobieno actual de imponer la cultura aimara, en abierto desmentido a las demagogicas propuestas de pluriculturalidiad y plurinacionalidad.
En forma muy disminuida se ha colocado a un costado un arreglo de flores de patujú, en una presentación deslucida de la representación de las naciones de los valles y llanos, evidentemente agresiva por lo enmarañado e insignificante de la simbología.
En resumen la nueva insignia con la bandera aimara por delante no es otra cosa que la arrogante presencia de la hegemonía aimara. Lo único que logra es socavar la unidad de los bolivianos y humillar a las naciones de los valles y la llanura.
Ante este afán colonial aimara la única respuesta digna es la convocatoria a la lucha por un federalismo participativo, en el que todas las naciones, haciendo uso del principio de la auto determinación de los pueblos puedan expresar su voluntad.
.Santa Cruz, 24 de marzo de 2010



[1] ) Art. 5º de la CPE
[2] ) Art. 32º de la CPE

1 comentario:

Ivette Durán Calderón dijo...

Interesante comentario, y qué pasa con los otros cinco símbolos nacionales? me refiero a la Bandera,la Escarapela, La Kantuta, El Patujú, el Himno Nacional.
Un abrazo