domingo, 14 de febrero de 2010

Bicentenario y carnaval

Por Álvaro Jordán
Se puso de moda etiquetar todo como homenaje al Bicentenario de las luchas... por la independencia? por el nuevo centralismo colonial? por el colonialismo españolista? por el colonialismo aimara? No importa, la ignorancia no se detiene ante nada. Para muchos se trata simplemente de estar en la onda, figurar en los canales, en las sociales, todo es veleidad, es el carnaval
Pero si vemos un poco adentro de pronto nos damos cuenta que se maneja un carnaval tradicionalista por que conviene a las viejas estructuras conservadoras, conviene al españolismo, conviene al colonialismo españolista y también conviene al centralismo aimara. Se distrae, se adormece con la jarana mientras se gana tiempo, para seguir con lo mismo dirán los conservadores o para ganar poder dirán los centralistas.
Es el Consejo Municipal de logieros y masistas, el que ahora se saca la capucha para actuar contra las manifestaciones culturales más auténticas de Santa Cruz. Ha prohibido el corso  del ballet folklórico cruceño. Una vez más se divide a Santa Cruz, una vez más la ignorancia se impone, una vez más el racismo aflora con sus vergüenzas al aire, una vez más se atropella a la nueva Santa Cruz.
La reflexión por el Bicentenario debe servir para despertar la conciencia del pueblo.
El pueblo tiene derecho a saber que muchas de las luchas estuvieron encabezadas por manipuladores que sólo peleaban por preservar intereses monarquicos, ya sea de Fernando VII, Carlota o Bonaparte.
Otras estuvieron motivadas por las ansias de libertad como las del Gral. Kumbay, de Warnes, de Muiba, Cañoto, Colorau Mercau y junto con ellos el pueblo, no importa de qué sector, simplemente los que creían que luchaban por la patria, eran los que no sabían para quien era este macabro carnaval.
Lo que no se puede ocultar, por la felonía que implica, es que sirvió para imponer un nuevo colonialismo, el colonialismo españolista, el que al final se transformó en colonialismo aimara. Fue la república de Sucre, promovida por los Olañetas, los doctorcitos de dos caras, con el visto bueno de Bolívar.
El carnaval tradicional junto a la prohibición del corso del ballet folklórico cruceño, así como el bicentenario patriotero, sólo sirven para acrecentar el poder del nuevo centralismo aimara.
Es en la participación de todos, de nativos y blancos, donde se encuentra el mestizaje, el respeto al otro y la diversidad. Es donde se encuentra la libertad, base de la democracia y concreción de la federación humanista.
Santa Cruz, 14 de febrero de 2010



martes, 9 de febrero de 2010

Recuperando nuestro Ñande Reko*


Homenaje a la Gobernación de Mojos
Por Álvaro Jordán
El mejor homenaje que podemos hacer en esta fecha recordatoria de la fundación de la gobernación de Mojos (15 de febrero de 1560), espacio territorial colonial y fundacional del actual departamento de Santa Cruz, es interrogarnos a nosotros mismos, exigirnos a nosotros mismos el dar una respuesta sincera a la continua disgregación de nuestra nación, la nación de los pueblos libres de la cuenca amazónica-platense, a lo largo de estos últimos 450 años de su existencia.
Es una halagüeña verdad que Santa Cruz económicamente ha dado un salto importante en los últimos 50 años, pero es una amarga verdad constatar que Santa Cruz en los 450 años de su existencia se ha reducido, según Eric Red Taremacúa[1], de 3.000.000 de km2 que tenía en su nacimiento colonial, a los 370.621 km2 que posee actualmente como departamento republicano y autónomo.
Es la nación que el Inca Yupanqui identificó como Antis, eran los pueblos y territorios que contenían esa vasta región comprendida al Levante de la cresta oriental de la Cordillera de los Andes, nombre que se le dio en reconocimiento a que desde allí les llegaba la luz y la sabiduría con la que los irradiaba su dios principal, el Dios Sol, el que desde allí nacía. Seguramente, si las pretensiones imperiales andinas se consolidaban el nombre que nos reservaban era el de Antisuyo.
A este extenso territorio, el que otro movimiento guerrero expansivo agredía con similares pretensiones hegemónicas, el guaraní, identificaron con el nombre de “Kandire, la tierra sin mal, la tierra de la abundancia, de gente buena y de la felicidad” y, seguramente, si sus pretensiones hegemónicas se hubieran impuesto nos hubiéramos llamado Kandire.
El análisis de esta toponimia extraordinaria nos conduce necesariamente a reconocer la existencia de un asombro especial en el imaginario de estos pueblos con pretensiones de superioridad en relación a los de la cuenca amazónico-platense y que a nosotros, sus descendientes, nos obliga a investigar los contenidos[2] que provocaron tanta admiración.
Sin embargo nos llamamos Santa Cruz, porque fue el imperio español el que se impuso sobre nuestro territorio. Ellos nos dieron este nombre y ellos construyeron una identidad artificial, imponiéndonos una hegemonía cultural españolista que dura hasta nuestros días y que nos plantea la interrogante: ¿si no será ésta la causa de nuestra infelicidad,  resultado del permanente achicamiento de nuestro territorio, el debilitamiento ostensible del orgullo por lo nuestro, la suplantación de nuestra población en nuestro territorio, que va dejando de ser nuestro, y su secundarización en las actividades económicas de nuestra región, en fin, si no será la responsable del colonialismo interno que padecemos?
Nuestro territorio antes de la invasión española estaba ocupado por diversas etnias: al oeste del río Guapay estaban los chanés, sustrato nativo del cruceño citadino, al este estaban los gorgotokis, chiquitanos o pámpidos, los que incluyen a los penoikia o penoquiquias, saravecas, paunacas, paiconecas, pioconas, piñocas, manasicas, animomecas; además de chapakuras, otuquis, itatines y jarayes o guatos, al norte los guarayos, sirionós, mojeños, guarasugwe, yuqui, yuracarés, itomanas y bororos, al oeste los mojocoyas y al sur los ayoreos o morotocos, zamucos o chamacocos, chiriguanos en sus ramas isoseñas y ava, tapietés, matacos o weenhayek y tobas.
Más al norte, en los territorios ya separados de Beni, Pando y norte de La Paz, están los mojeños, joaquinianos, canichana, baures, itonama, more, movima, cayubaba, chimán, maropa, chacobo, leco, araona, toromona, ese eija, pacahuara, tacana, nahua y yaminahua. Muchas otras han desaparecido y muchas más han quedado fuera de nuestras fronteras actuales.
Estos pueblos si bien tenían lenguas diferentes y contenían rasgos raciales diferentes por pertenecer a corrientes migratorias diferentes, por la razón que explicamos en nuestro libro “Kandire origen y evolución del llano boliviano[3]”, desarrollaron una cosmovisión más o menos homogénea, constituyendo las raíces profundas, heredadas de nuestros ancestros de Kandire, que dieron nacimiento a la nación de los pueblos de los valles y la llanura, de la cuenca amazónico-platense, la gobernación de Mojos, lo que queda del oriente boliviano, últimamente identificada como nación camba, también reconocida como Media Luna, o finalmente Santa Cruz a secas, cuya cosmovisión resumimos como sigue.
La cuenca amazónico-platense estaba constituida por miles de comunidades, cuya característica principal era su gran amor por la libertad. No poseían una autoridad vertical como la que caracteriza a la sociedad del poder, distintivo de la civilización europea y de los centros imperiales de América como el imperio Inca. Se trata de la libertad del conjunto social determinada por resoluciones de individuos libres, es decir que es la libertad que emana del pronunciamiento de las bases.
La necesidad de preservar la libertad los llevó a desarrollar el concepto del respeto al otro, esto es el fortalecimiento de un trato considerado para evitar cualquier provocación que lleve a una confrontación y ponga en peligro la libertad.
Para garantizar la libertad comprendieron la conveniencia de cultivar la amistad. En sus festejos de celebración de la cosecha invitaban a las comunidades vecinas para compartir la alegría de haber conseguido una buena producción, de esta manera ensanchaban la cultura de la amistad en círculos cada vez mayores.
Para alcanzar acuerdos satisfactorios, de amistad, de respeto y de conveniencia mutua desarrollaron el diálogo, lo que algunos autores llaman el don de la palabra, como medio de acercamiento, de entendimiento, de amistad y finalmente de inclusión.
La inclusión, es decir la disposición que tenían a recibir aportes de los otros y, si les convenía, enriquecer sus conocimientos, sus experiencias y su cultura. No tenía este concepto la pretensión, sugerida por algunos teóricos altiplánicos, de incorporar o someter a los otros a su cultura ya que entraría en contradicción con el principio del respeto al otro, presentado más arriba.
La incorporación de estos principios llevó al desarrollo de otro importantísimo concepto, indispensable para un relacionamiento coherente, y éste fue el que se refiere a la democracia directa. Los problemas eran solucionados a través de la reflexión colectiva, en la que participaban hombres y mujeres, incluso abierta, como medio educativo práctico para los jóvenes.
De esta manera elegían a sus coordinadores para la ejecución de mandatos concretos[4]. Fuera del ámbito del mandato no tenían ninguna autoridad, además podían ser desconocidos y castigados si no cumplían satisfactoriamente con el mandato.
La democracia directa de los pueblos amazónico-platense era superior a la democracia griega ya que en ésta no participaban las mujeres, los extranjeros y los esclavos. En la organización de la cultura amazónico-platense no existían los esclavos puesto que todos trabajaban según sus necesidades. Las mujeres podían participar en las deliberaciones comunitarias así como los extranjeros.
De igual manera se debe afirmar, con toda propiedad, que era superior a la democracia representativa de la sociedad burguesa ya que ésta no considera los intereses de las minorías, es manipuladora de la voluntad de los mandantes y está al servicio del pequeño grupo económico dominante, por lo tanto es excluyente, es verticalista, está al servicio del poder y no del pueblo, en resumen es antihumanista.
Otro contenido importantísimo de la sociedad humanista de los pueblos de los valles y llaneros es su cultura de no violencia, particularmente sobresalen en este sentido las comunidades de origen arawak, como los chané, pueblos de excelente agricultura y reconocidos como poseedores de comida abundante y por su cualidad de generosidad. Los etnólogos y otros especialistas, como Pifarré, Meliá[5] y otros, incluso reconocen que los chiriguanos, a pesar de su mestizaje con la etnia guerrera guaraní, a consecuencia de la preeminencia chané en su cultura sólo desarrollaron la guerra para defenderse de las agresiones.
El principio de la reciprocidad[6] era la base de sus relaciones y la fuente de sus valores. Gracias a ella se desarrolló la amistad, el respeto al otro, la solidaridad, la generosidad, la complementariedad, la democracia directa, la cultura de la paz, es lo que en conjunto hemos reconocido como el humanismo de Kandire y por haber sido los chanés los que mejor la desarrollaron, le dimos el nombre de “humanismo chané[7]”, además para evitar confundirla con humanismos de tipo sectario y/o violentistas
Este conjunto de principios y valores incorporados en la vida diaria de los pueblos de los valles y los llanos, resultado de una vivencia de siglos, constituyen una cultura de profunda espiritualidad, sostén de una sociedad humanista, no lograda en la civilización occidental.
Es muy diferente de la cosmovisión altiplánica, ya sea incaica o aimara, la que por su esencia guerrera y estar asentada en un poder teocrático, con pretensiones imperiales, es colonial, verticalista y antihumanista.
La cosmovisión llanera esta conformada por una red societal horizontal de individuos y comunidades libres, en la que no se necesita de la imposición del estado ya que el poder reside en la voluntad de las bases, canalizado por la asamblea comunitaria hacia una delegación administrativa revocable, con mandato imperativo y con responsabilidad ante las bases.
En definitiva se está describiendo una cultura superior, que se ha transformado en la alternativa real de la humanidad ante los fracasos de los intentos de solución a los problemas que se plantean en la sociedad del poder vertical, como es la civilización impuesta a nivel mundial. Actualizada con el aporte de otras sociedades del género humano le hemos dado el nombre de “humanismo superior[8]”.
En el humanismo superior se encuentra el aporte más grande que hacen nuestros ancestros nativos a nuestra sociedad y a la humanidad toda.
El gobierno actual de Bolivia ha comprendido su valor como instrumento de seducción de las masas y ha logrado de esa forma convertirse en la esperanza de los sectores marginados de la sociedad y en el campo internacional ha despertado una expectativa sobresaliente. Aunque no es más que eso, en la realidad se ha convertido en un instrumento de manipulación en manos del gobierno al servicio del poder, poder que no le permite avanzar en su aplicación.
Se puede decir que para la propaganda se usa la cosmovisión de Kandire y en la práctica se usa la cosmovisión Inca. Sin embargo lo importante es que el conocimiento ya ha sido aprehendido por el pueblo y será éste el encargado de su realización.
Es evidente que este rico contenido espiritual de nuestros ancestros, ni los españoles, ni los europeos estaban en condiciones de comprender cuando conquistaron América. Como sociedad angurrienta de poder económico lo único que motivó sus aventuras de conquista fue su ambición por la riqueza fácil como fue el oro de los aztecas, el oro y la plata de los Andes y el oro y las esmeraldas de los chibchas. Al americano sólo lo valoraron como animal de trabajo. Hay que reconocer, ésta fue una actitud menos brutal comparada con la de los ingleses y franceses, quienes en Norteamérica directamente eliminaron inmisericordemente a los nativos.
Los españoles llegaron a América portando una cosmovisión sustentada por el poder, a través de un sistema productivo agonizante en Europa. El feudalismo de la edad media se rejuveneció en América mediante la imposición de la conquista y se consolidó con el establecimiento de la colonia, santificada por el cristianismo.
Una sociedad arrogante y ociosa que se alimentaba con las riquezas y el trabajo americano. Aparte de imponer el viejo feudalismo mediante la repartición de tierras y encomiendas, revitalizaba el trabajo semiesclavo establecido por el imperio incaico mediante la mita y el yanaconazgo.
El esclavismo se instituyó formalmente contra todo nativo que se mostraba renuente a obedecer. Así el rey, por conducto del virrey Toledo, declaró formalmente la guerra a los pueblos de valles y llanuras, el 19 de diciembre de 1568, por su resistencia a perder su libertad, estableciéndose de esta forma, el coto de cacería de esclavos más grande del continente a lo largo de toda la época colonial para alimentar con trabajo esclavo las minas de Potosí y sus trabajos complementarios. Habiéndose extendido hasta buena parte de la república.
La cuatricentenaria lucha de estos pueblos contra la agresión española y el colonialismo republicano fue el hecho heroico más importante que registra la historia de los pueblos que actualmente conforman Bolivia, el que ha sido artificiosamente ocultado por el centralismo colonial.

Ñuflo de Chaves fue un hijodalgo[9], de los que a falta de herencia a lo único que podían aspirar era a la carrera militar o a la del sacerdocio. Chaves se decidió por la primera, de modo que joven aún, con 24 años de edad, se embarcó como se decía en esa época “para hacerse la América”. Una expresión de las ambiciones que tenían los invasores al lanzarse a la conquista americana, esto es transformarse rápidamente en algún rico potentado, si lograban hacerse de algún tesoro en su aventura, o finalmente, si esto no era posible, les aguardaba una abundante encomienda de indios y un extenso repartimiento de tierras, transformándolos en ricos señores feudales.
Ñuflo de Chaves llegó a América en la expedición del segundo adelantado de la conquista española de la corriente del sur, don Alvar Núñez Cabeza de Vaca, la que procedente de Cádiz arribó el 1541 a Santa Catalina, en la costa atlántica del sur de Brasil. Rápido se distinguió por su disposición a emprender todo tipo de comisiones. Ya en la travesía hacia Asunción, en el Paraná, se hizo cargo del transporte de los enfermos hasta Asunción, llegando en abril de 1542.
Si bien todas las expediciones de conquista por el sur del Atlántico traían el mandato del rey de consolidar las posiciones españolas a partir de la Línea de Tordesillas, acordada con Portugal, además del interés de unos y otros por la búsqueda de tesoros ofrecidos por una serie de leyendas que circulaban exacerbando las ambiciones de los aventureros, fue este último interés el que en la práctica se impuso y todas las exploraciones se dirigieron hacia el centro del continente en búsqueda de tesoros fáciles y abandonaron el objetivo central.
Ñuflo de Chaves, hasta 1558, año en que emprendió su entrada en búsqueda de su gobernación, estuvo 16 años en permanente actividad consolidando el poder español en América y, al mismo tiempo, robusteciendo su fortuna personal. Fortaleció su carácter y su experiencia en el control de los nativos. Distinguiéndose por su habilidad, por su valentía y su espíritu conquistador.
En la entrada, en búsqueda de El Perú, del gobernador Domingo de Irala, en el 1547, se encontraba Ñuflo de Chaves. En los Tamacosis encargó Irala a Chaves siga el viaje hasta Lima para ofrecer sus servicios al presidente La Gasca, recibiendo como respuesta la orden de que se abstenga de ingresar a sus dominios.
De esta manera se transformó en el primer español que atravesó el continente de ida y vuelta, entre el Atlántico y el Pacífico. También pudo darse cuenta de la riqueza que existía a ese lado de la colonia americana, comparada con la pobreza de Paraguay. Llevándole a proyectar el sueño secreto de la conformación de una gobernación bajo su mando y bajo la dependencia de Lima.
Con la llegada del obispo Pedro de La Torre a Asunción, en consulta con el gobernador se acordó la fundación de nuevas poblaciones para repartir tierras a los colonos, encargándosele a Ñuflo de Chaves, al mismo tiempo que se le reconocía el cargo de general, la fundación de una población en el territorio de los jarayes.
Con la muerte de Irala en 1556 se aceleraron los preparativos para la nueva empresa, Chaves “hizo una armada a su costa y misión, de veintitrés velas, con ciento cincuenta y ocho arcabuceros y gente de a caballo por la cual subió por el río Paraguay[10]”, incluía 120 caballos y 150 canoas con 1500 nativos, según testimonio de Hernando Salazar, quién costeo dos navíos para salir en búsqueda del Dorado.
De esta forma nació otro argumento para dar inicio, posteriormente, a la disputa de Bolivia con Paraguay sobre la posesión de territorios, origen de la guerra del Chaco: a causa de una carta enviada desde Asunción al rey, el 1564, en la que se informaba que la ciudad de Santa Cruz de la Sierra había sido sustentada “a costa de la ciudad de Asunción”. Evidentemente las distintas exploraciones españolas que salieron desde Asunción hacia los llanos del Grigotá fueron argumentos paraguayos para exigir la propiedad territorial. También fueron parte de los argumentos que exhibió Chaves para la consolidación de su gobernación en su disputa con Andrés Manso.
Arribados a los jarayes, Chaves concluyó que el terreno no era apto para la fundación de una población y decidió partir hacia el noroeste para acercarse a los timbúes, también conocidos como mojos, tierra en la que, según los caciques era de mucha riqueza y al mismo tiempo para poder acercarse al territorio del imperio Inca, el que ya era lugar conquistado por los españoles. Chaves esperaba concretar con ellos sus sueños de tener una gobernación propia.
En este recorrido encontraron formidables resistencias de los nativos, los que lograron ser derrotados luego de someterlos a una masacre ejemplar, para que nunca más se levanten contra la autoridad española[11]. Después de estos acontecimientos una buena parte de la hueste decidió abandonar a Chaves, dejándolo sólo con 40 seguidores y una parte de los nativos de acompañamiento. Para dar por cumplido el mandato de la gobernación de Asunción fundó el pueblo de Nueva Asunción a orillas del río Guapay.
Fundada Nueva Asunción entra en contacto con la partida de conquistadores venidos desde la corriente del norte al mando de Andrés Manso, con el que acuerda someter las diferencias sobre los derechos territoriales a la voluntad del virrey de Lima.
El Capitán Andrés Manso había sido encomendado por el virrey don Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, para conquistar las tierras que quedaban al oriente de la cordillera, zona muy apropiada por su proximidad para el abastecimiento de los insumos requeridos para las labores del cerro rico de Potosí. Habiendo logrado fundar en el 1559 el pueblo de La Barranca.
Ñuflo de Chaves con su hueste de Asunción conquistaba estos territorios con instrucciones de la gobernación de Asunción, además que eran territorios que ya habían sido explorados reiteradas veces por la corriente del sur: Alejo García en 1524-26. Juan de Ayolas el 1537, Alvar Núñez Cabeza de Vaca el 1543, Domingo Martínez de Irala el 1547-48, La mala entrada de Irala el 1553 y la de Ñuflo de Chaves el 1558.
Chaves llega a Lima con la oferta de todo un paquete, con características de un regalo faraónico para el virrey del Perú, don Andrés Hurtado de Mendoza.
En el encuentro, realizado en su primer viaje a Lima, con el presidente La Gasca pudo conocer las preocupaciones de la corona por establecer una comunicación con España a través del mar del Norte, así le llamaban al océano Atlántico, y esto le venía a ofrecer Ñuflo de Chaves al Marqués de Cañete con el conocimiento de sus exploraciones a lo largo del río Paraguay y a través del Chaco. Además de establecer una comunicación, reconocida por él con la gobernación de Paraguay, y de consolidar una frontera con esta gobernación.
También sabía del interés real por tomar posesión efectiva de sus territorios a partir de la Línea de Tordesillas, objetivo que no habían cumplido los adelantados de las expediciones del sur por no haber encontrado riquezas para costear la empresa, en cambio el virreinato de Lima estaba en condiciones de emprender la anhelada conquista hasta la Línea de Tordesillas.
Alcanzar este objetivo ahora se hacía posible con el ofrecimiento del experimentado Ñuflo de Chaves, quien era el expedicionario conocedor de la región y de sus pueblos.
Hay que recordar que él resumía la experiencia acumulada por las expediciones de Alejo García, de Ayolas, de Cabeza de Vaca y de Irala; lo que además le daba un cierto respaldo legal como dueño de los territorios conquistados desde un periodo anterior a las exploraciones de Manso, argumento legal que se consolidaba con un reconocimiento de la autoridad de Lima, ya que tanto la corriente del sur como la del norte obedecían a la autoridad real por lo que no era ningún obstáculo cambiar la dependencia de estos territorios. En una escala mucho mayor se hizo cuando la dependencia de la Audiencia de Charcas se traspasó del virreinato del Perú al virreinato de Río de La Plata, en el 1776.
El territorio que venía conquistando Ñuflo de Chaves a partir del río Paraguay, atravesando el Chaco, comprendía en el este  hasta la Línea de Tordesillas, en el norte  hasta el río Amazonas, sobre la línea del ecuador, en el oeste el virreinato del Perú y en el sud la gobernación de La Plata. Territorio que requería ser consolidado con nuevas exploraciones y fundación de poblaciones para evitar su ocupación de parte de las autoridades portuguesas.
Este fue el territorio con el que nació la llamada gobernación de Mojos. Un territorio cuya superficie era superior al doble de la superficie del virreinato de Lima. Nueve años más tarde, el 1569, se le entregaron tierras a Pedro de Silva y Diego de Serpa en una franja que alcanzaba hasta los 6º 20’ al sur del Ecuador, límite que se mantuvo hasta la época republicana.
Esta fue la ambiciosa oferta de Chaves a Cañete. Para consolidar este extenso territorio de la zona amazónica era imprescindible emprender la conquista de los mojos y ésta sólo podía realizarse bajo la autoridad de Lima a causa de la pobreza de la gobernación de Paraguay.
Además con la conquista de Mojos, lugar donde se esperaba encontrar nuevas riquezas, se abría una nueva ruta a lo largo del río Madera y el Amazonas para llegar a España por un recorrido supuestamente más corto, a través del mar del Norte.    
Es evidente que Chaves, al mismo tiempo que reunía los requisitos indispensables para encarar con éxito la empresa, era portador de toda una oferta imposible de rechazar por el virrey
De esta manera el virrey de Lima de pronto se encontró frente a un conjunto de posibilidades de expansión territorial y una inimaginable oferta de perspectivas económicas y políticas traídas por Chaves, las que le ofrecían la oportunidad de cumplir sobradamente con los intereses del rey, por lo que con gran satisfacción estuvo de acuerdo con la creación de la gobernación de Mojos, firmando el documento respectivo el 15 de febrero de 1560.  
La creación de la gobernación de Mojos[12] tenía una extraordinaria importancia para la geopolítica del virreinato de Lima al intentar poner límites a las pretensiones portuguesas de sobrepasar la Línea de Tordesillas y abrir nuevas vías de comunicación con el mar del Norte.
Esta importancia extraordinaria de la nueva gobernación de Mojos[13] fue reconocida por el rey y se expresa en tres hechos sobresalientes, desencadenados en ese periodo. En primer lugar obligó a la corona a apresurar el nombramiento del presidente y los oidores de la Audiencia de Charcas para cubrir con sus actividades las necesidades de este extenso territorio, realizado mediante Cédula de setiembre de 1561. En segundo lugar, mediante Cédula Real de 29 de agosto de 1563 amplió los límites de la Audiencia hasta la gobernación del Paraguay y en tercer lugar, acorde con la jerarquía y la confianza requerida, se nombró para gobernador de Mojos al hijo del virrey, don García Hurtado de Mendoza y Manrique, quién en ese momento ejercía un cargo similar en Chile y posteriormente fue, al igual que su padre, virrey de Lima, conocido como Cañete II.
La creación de la gobernación de Mojos fue un acto jurisdiccional y político mediante el cual la corona española reconoció en esta región cualidades propias que acreditan la conformación de una unidad territorial especial, con dependencia directa del virreinato. Es Kandire de los guaranís o Antis de los tawantisuyanos, es el territorio que los españoles reconocieron como gobernación de Mojos. Es el territorio de la gran nación amazónica-platense, al que lo había reducido la colonia española.
Posteriormente hubo otros tratados con Portugal que sucesivamente cercenaron nuevos territorios a la gobernación de Mojos. Fueron el tratado de Utrecht de 1713, el tratado de Madrid[14] de 1750 y el de San Ildefonso de 1777 los que dejaron las fronteras de la antigua gobernación de Mojos en la forma con que ingresó a formar parte de la república de Bolivia.
La República de Bolivia, con Santa Cruz, al nacer
Las políticas del colonialismo interno, en manos de una casta españolista asentada primero en Sucre y posteriormente en La Paz, llevó a sucesivas pérdidas territoriales durante la época de la república, simultáneamente con una política orientada a debilitar la nación de los valles y la llanura, ya sea negociándolo con los países vecinos, entregándoselo a los departamentos vecinos; La Paz, Cochabamba y Chuquisaca o finalmente dividiendo su territorio en varios departamentos: Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija. De esta manera, actualmente el territorio de los cuatro departamentos de la cuenca amazónica-platense, esto es Pando, Beni, Santa Cruz, y Tarija, se ha reducido a 685 635 km2 y Santa Cruz ha quedado con 370.621 km2.
Se debe reconocer que la creación de esta importantísima gobernación de Mojos se debe a la visión de estos dos personaje don Andrés Hurtado de Mendoza y el capitán Ñuflo de Chaves. El 15 de febrero debería ser la fecha conmemorativa más importante, como consolidación en el ámbito colonial del espacio territorial de la gran nación de los valles y la llanura, actualmente Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija.
Volviendo al acto fundacional de la gobernación de Mojos, la persona asignada como gobernador, don García de Mendoza se encontraba en Chile, motivo por el que Cañete nombró a Ñuflo de Chaves como lugarteniente del gobernador, hasta que el titular don García de Mendoza pueda hacerse cargo de su nueva gobernación.
Una vez asignado Chaves como representante del Gobernador, se dirigió a la Chiquitanía donde fundó Santa Cruz de la Sierra, el 26 de febrero de 1561, como centro administrativo de esta extensa y recientemente creada gobernación, la gobernación de Mojos.
Dándosele este nombre por dos motivos congruentes. El nombre de Santa Cruz se le asignó como símbolo del poder supremo de la iglesia en estas tierras, al que se supeditaba el imperio español, cuyo símbolo heráldico era la cruz potenzada[15], con el que las cruzadas cristianas se lanzaron a la conquista de Jerusalén y el apellido “de la Sierra” provino, en primer lugar, por haber sido la ciudad, capital de la gobernación de Mojos, fundada en las faldas de la sierra del Riquió y en segundo lugar por traer este nombre, “Santa Cruz de la Sierra”, reminiscencias de la ciudad donde nació Ñuflo de Chaves.
La ubicación de la capital de la gobernación de Mojos estuvo determinada por la intención de acercarse a los espacios a consolidar ante posibles invasiones de los portugueses, que amenazaban desde el este. También estuvo determinada por la necesidad de evitar el desplazamiento de Manso hacia el norte, así como el establecer una frontera con el territorio de la gobernación de Paraguay. También pesó mucho en la decisión de la ubicación de la ciudad el haber sufrido los chiquitanos una masacre de escarmiento, dando por un tiempo tranquilidad a la pequeña población de Santa Cruz de la Sierra. Posteriormente para obtener una seguridad más permanente trajo Chaves desde Itatin, en 1564, 3.000 itatines, los que ubicó a 30 leguas de Santa Cruz de la Sierra.
Don Francisco de Toledo llegó a Lima el 1571, para ordenar la administración y la economía del virreinato. Hubo un cambio fundamental en la política de Toledo en relación a la de Cañete del momento de la creación de la gobernación de Mojos. Los esfuerzos de Toledo se concentraron en la producción argentífera de Potosí y abandonó toda pretensión de consolidar los territorios de la corona hasta los límites de la Línea de Tordesillas.
Con el nombramiento de Pérez de Zurita busca transformar a Santa Cruz de la Sierra en una avanzada en el corazón de la llanura para proteger a Sucre y Potosí de las rebeliones de los nativos. Con este propósito reemplaza el nombre de la Gobernación de Mojos por el de Gobernación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y su provincia, prohíbe nuevas exploraciones en busca de la tierra rica y ordena el traslado de la ciudad a los llanos de Grigotá,
Finalmente sólo quedó el nombre de Santa Cruz de la Sierra, para nombrar a la capital y con una indefinición en la que muchas veces no se sabe, cuando se lo usa, si se refiere a la capital o a la provincia, confusión que en la actualidad todavía se mantiene. Para evitar esta confusión hemos utilizado el nombre de Santa Cruz al referirnos al territorio y Santa Cruz de la Sierra al referirnos a la capital.
Evidentemente que nos debemos preguntar la causa de esta indefinición durante 450 años. Este 15 de febrero del 2010 cumple 450 años la fundación de esta magnifica gobernación de Mojos, fuente originaria de los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija, y los cuatro deberían honrar esta fecha, sin embargo nadie en estos departamentos la recuerda.
La causa de este olvido la encontramos en el afán de las elites por consolidar el centralismo, esto es el neocolonialismo altiplánico, inicialmente españolista y actualmente identificado como neocolonialismo aimara, y sus ramificaciones en las capitales departamentales. Para eso no han reparado en nada para debilitar y fragmentar el núcleo territorial de la nación de los pueblos de los valles y la llanura. Recordemos que el territorio es un componente fundamental, determinante en la existencia de una nación.
La fundación de la gobernación de Mojos representa el reconocimiento de la colonia española de la existencia de esta nación, sin embargo por su carácter colonial no tuvo ningún problema en entregar inmensos territorios a Portugal. Con la república, por el mismo carácter colonial de los gobiernos no tuvieron mayor inconveniente en provocar mayores desintegraciones del territorio de la nación amazónico-platense.
Por estos hechos es que necesariamente hay que concluir que toda concentración del poder altiplánico es de esencia antipatriótica, es expresión del sometimiento de las naciones minoritarias, es antidemocrático, es antihumanista y divide Bolivia al provocar la desintegración de la nación de los llanos y la llanura.
En la lucha por la libre autodeterminación de nuestros pueblos es de responsabilidad de las dirigencias políticas revalorizar nuestra nación. Colocando en primer plano la fecha del reconocimiento de la gobernación de Mojos se transforma ésta en un elemento de unidad de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija.
Debemos decirlo con toda franqueza: por su componente territorial, elemento fundamental en la conformación de una nación, más importante que la fundación de Santa Cruz de la Sierra fue la creación de la gobernación de Mojos, la que hoy cumple sus 450 años de su existencia. La fundación de Santa Cruz de la Sierra es posterior a la creación de la gobernación de Mojos y su importancia nace de su condición de capital de la gobernación de Mojos.
Santa Cruz 15 de febrero de 2010
A los 450 años de la fundación de la Gobernación de Mojos
*) Ñande Reko: Nuestro modo de ser

[1] )Taremacua E. R. Los grandes errores del Conquistador. p 186. Imp. Estrella de Jacob. Santa Cruz. 2008.
[2] ) Jordán, Álvaro. Kandire, origen y evolución del llano boliviano. Edit. UAGRM, Santa Cruz, 2005.
[3] ) Jordán, Álvaro. Kandire, Ib.
[4] ) Meliá Bartomeu, Ñande Reko nuestro modo de ser, p. 65, Edit. Popular La Paz 1988.
[5] ) Meliá B., Pifarré F., Los Guaraní-Chiriguano, Editorial Popular, La Paz.1988
[6] ) Temple, D. La reciprocidad y el nacimiento de los valores humanos. Edit. Garza Azul, La Paz. 2003
[7] ) Álvaro Jordán, Kandire... Ib.
[8] ) http://humanismochane.blogspot.com
[9] )Hijodalgo, El  hijo mayor de una familia noble tenia derecho al mayorazgo, es decir el derecho a la herencia, los otros para asegurar su futuro adoptaban la carrera militar o el sacerdocio. Ver Finot E., Historia de la conquista del Oriente Boliviano, p 125.
[10] ) Finot E. Historia de la conquista del oriente boliviano. p. 145. Edit Urquizo, La Paz 1978
[11] ) Según transcripción de Alcayaga, hecha Por E. Finot, se masacraron 13.000 nativos. Ib. P. 92.
[12] )Jordán Álvaro, De Kandire al Humanismo Superior,
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[13] ) Gobernador y capitán general. Encargado de la exploración y conquista de determinado territorio.
     Oficial con tareas de gobierno, militares y de justicia
[14] ) Taremacua, E. R., Ib. p. 60.
[15] ) Cruz potenzada, Sus cuatro remates rectos representan las cuatro esquinas del Mundo, los cuatro elementos. Utilizada por los Cruzados en sus campañas. Incluida en el escudo cruceño.